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Reportaje:BALONCESTO | Segundo oro europeo

Un equipo de época

La solvencia de España no admite comparación desde la gran Yugoslavia de los noventa

Robert Álvarez

"Repetir es algo que solo una selección había logrado en la época contemporánea. Conseguirlo da a estos jugadores una dimensión épica, entran en la historia del baloncesto europeo", enfatiza Sergio Scariolo, el seleccionador de España. Hacía 14 años que en el baloncesto había perdido vigencia la hegemonía que implantaron los yugoslavos cuando a finales de los 80 y en los 90 se podía aplicar a este deporte la frase de Gary Lineker referida al fútbol y a la selección alemana. "El baloncesto", podía decirse por entonces, "es un deporte que inventó James Naismith que juegan cinco contra cinco con un balón y al final siempre gana Yugoslavia".

La generación de Pau Gasol, Navarro, Calderón y Felipe Reyes suma tres medallas de oro (una en el Mundial y dos en el Europeo) y dos de plata (una en el Europeo y otra en los Juegos Olímpicos) en sus seis últimas competiciones internacionales, además de la medalla de bronce en el Europeo de 2001 y la de plata en 2003. Suyas son la mitad de las 10 medallas que acumula España en el medallero histórico de los Campeonatos de Europa, donde iguala a Italia, y solo queda por detrás de las potencias de otros tiempos: la URSS, con 21, Yugoslavia, 17, y Checoslovaquia, 12.

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España dominó a Francia con autoridad. Llegó a los 98 puntos, una cifra inalcanzable en una final europea desde Yugoslavia en 1989. Es más, las palizas en los cuartos ante Eslovenia, en las semifinales ante Macedonia y en la final ante Francia arrojan un saldo positivo de 45 puntos. Solo existen dos precedentes, el que marcó ella misma hace dos años cuando trituró a sus tres últimos rivales camino del oro, Lituania, Francia y Serbia, por un total acumulado de 60 puntos, y el de la URSS en 1985, con 58.

La supremacía yugoslava fue incontestable a finales de los 80. Los apellidos de sus jugadores intimidaban. Petrovic, Kukoc, Danilovic, Divac, Paspalj, Zdovc, Radja y Vrankovic arrasaron en 1989. Aquella selección era digna sucesora de la de Cosic, Delibasic, Kicanovic y Dalipagic, la que había ganado tres Europeos consecutivos, 1973, 1975 y 1977, y había acabado con la racha de ocho oros de la URSS.

Pero aquel equipo de 1989 fue perdiendo piezas poco a poco, a medida que fueron independizándose las repúblicas yugoslavas. Después de ganar también el Europeo en 1991, Yugoslavia no pudo competir en 1993 por las sanciones que impuso la ONU a raíz del conflicto en los Balcanes. Ya sin croatas, eslovenos y bosnios, Yugoslavia repitió el título en 1995 y en 1997. Desde entonces, nadie había repetido oro.

Bozidar Maljkovic cree que esta España es como aquella Yugoslavia por la jerarquía que ejerce: "Un equipo rápido, técnicamente muy bueno, con seis jugadores de la NBA, con Navarro... Pau Gasol, junto Cosic y Sabonis, es uno de los pocos pívots europeos que ha marcado época, y los españoles juegan de memoria".

Dejan Bodiroga, que estuvo en la selección yugoslava que ganó los Europeos de 1995, 1997 y 2001, no considera posible la comparación, pero apunta una de las causas de su dominio: "Los jugadores españoles maduran más deprisa que antes. Nosotros hemos perdido ese aspecto. Sacamos muchos jugadores, pero no tantos talentos". Y Pau Gasol señala ya al siguiente gran reto de esa selección irrepetible: "Ganar los Juegos es casi lo único que nos queda, es algo muy difícil y sería el colofón, el no va más". A la espera de la cita olímpica, el palmarés de la selección española es concluyente: nueve medallas, entre todas las categorías, durante este verano y un total de 35 desde 2004.

Juan Carlos Navarro descorcha una botella de cerveza en el homenaje a los campeones de Europa.
Juan Carlos Navarro descorcha una botella de cerveza en el homenaje a los campeones de Europa.ULY MARTÍN
Ibaka, Calderón y Marc Gasol mojan a Juan Carlos Navarro.
Ibaka, Calderón y Marc Gasol mojan a Juan Carlos Navarro.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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