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Reportaje:CRISIS EN LOS TOROS

¿Y dónde están los jóvenes?

Hay un punto donde taurinos y antitaurinos coinciden: la fiesta ya no atrae a la juventud

Las posturas son irreconciliables, pero entre taurinos y antitaurinos se encuentran algunas reflexiones coincidentes acerca de las malas perspectivas que acosan a la fiesta de los toros, que no es lo mismo que decir puntos de encuentro. Es decir, los taurinos reconocen que no hay relevo generacional, que los jóvenes no se interesan por la fiesta entre otras cosas porque es un espectáculo caro. Los antitaurinos coinciden en este alejamiento de la juventud, pero lo consideran irreversible: una juventud más sensible y con más conciencia medioambiental marcará el fin de la fiesta.

Mariano Aguirre, presidente de la Real Federación Taurina de España, reconoce abiertamente el momento por el que pasa el espectáculo: "Ir a los toros es caro, muy caro. Si una familia tiene que elegir, recorta en ocio. Sin público este espectáculo no tiene sentido". Antonio García Jiménez, empresario de la plaza de toros de Barcelona, ve la fiesta "como el país, quebrada. El futuro no es tan oscuro, pero nos falta invitar a los jóvenes a venir a los toros, no esperar a que lo hagan en la edad madura".

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La fiesta se apaga

La delicada situación económica también afecta a los ganaderos. Carlos Núñez, presidente de la Unión de Criadores de Toros de Lidia, contempla varios problemas en su parcela: "La crisis ha traído consigo una drástica reducción de festejos y, por tanto, un excedente de animales en el campo. Por otra parte, existe una inadaptación de la normativa sanitaria a las características de la cría de bravo. Y a esto hay que añadir el problema de los encastes en peligro de extinción, que, como no se tomen las medidas adecuadas, es posible que desaparezcan. Esto obliga a los ganaderos a actuar de manera más profesional, a ser más exigentes en la selección y a calibrar mejor la demanda del público para ser capaces de ofrecer un buen espectáculo".

Los jóvenes son la clave entre estas dos posturas. Para unos, son la puerta del futuro. Así lo entiende Cayetano Rivera Ordóñez en una reciente entrevista en este medio: "Los jóvenes no van porque no hay facilidades tampoco con los precios, ni con la organización de las ferias. Nos hemos estancado y no llegamos a las próximas generaciones". Para otros, son los mejores aliados para erradicar el toreo. Helena Escoda, miembro de la comisión promotora de la ILP por la abolición de las corridas de toros: "Cada vez se demuestra más que los jóvenes respetan la naturaleza y son sensibles al medio ambiente. Por fortuna, no optan por un espectáculo anacrónico".

Así opina también Juan López de Uralde, fundador de EQUO y exdirector de Greenpeace: "El proceso de prohibición en Cataluña ha sido ejemplar, con una discusión abierta y muy amplia. El resultado es bastante lógico porque no parece apropiado usar el sufrimiento animal para el divertimento humano. La sociedad cambia y este declive es su reflejo". La formación que impulsa también se implica en esta línea. El programa de EQUO se discute en su propia red social, de ahí saldrán acciones concretas.

La Unión de Picadores y Banderilleros, el colectivo que reúne a un mayor número de profesionales del toreo, más de 2.000, comienza a verse afectada. Fernando Galindo, su secretario general, sabe que en Cataluña se han jugado mucho: "No hemos sabido contarlo y captar público nuevo. El peligro no está en que se prohíban los toros en Cataluña, sino en los mensajes simplistas y animalistas". En esta misma línea se manifiesta Ignacio Lloret, gerente de la plaza de toros de Valencia y exponente de una nueva generación de empresarios. Insiste en la necesidad de mantenerse lejos de los mensajes apocalípticos: "Barcelona se va a cerrar con dos grandes llenos. Contra esa demostración de fuerza y repercusión económica no puede nadie. Ni siquiera los políticos, que nunca van a ir en contra de una sociedad que se manifiesta con tanta rotundidad".

Juan Diego, matador de toros y directivo de la Unión de Toreros, no se resigna: "El paso al Ministerio de Cultura ha sido muy positivo para blindar una fiesta que pertenece al pueblo. No parece lógico perseguir al segundo espectáculo de masas de este país".

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