¡Emprended, emprended, malditos!

Las fusiones y adquisiciones de empresas (M&A, mergers & adquisitions) como fórmula de crecimiento empresarial es algo cotidiano, una estrategia casi obligada para ser competitivos. A pesar de ello, es un hecho económico que apenas puede ser analizado, pues está fuera del control administrativo. Los últimos datos oficiales son del año 2006, que estuvo marcado por unas cifras récord a nivel mundial, alcanzándose los 2,6 billones de euros (un 35% más que en 2005), cifra que supera al anterior récord del año 2000, cuando la burbuja tecnológica condujo a las empresas a una actividad frenética de adquisiciones.

Ese mismo año 2006, España alcanzó también cifras récord en volumen de capital dirigido a fusiones y adquisiciones no nacionales, 113.149 millones, a los que sumamos operaciones domésticas por un valor de 77.288 millones. El número de M&A se incrementó un 45% entre 2005 y 2006, más de 190.000 millones de euros; cifra récord que nos sitúa como el tercer mercado más activo del mundo, tras EE UU y el Reino Unido. Me temo que, desde entonces, las cosas han continuado al mismo ritmo.

A pesar de todo, los dos candidatos a la Presidencia del país insisten en que la solución a la falta de empleo en España pasa por los manidos emprendedores, seres míticos que jugándose sus pocos ahorros están dispuestos a crear su propio puesto de trabajo, poniendo su tiempo y a veces su salud al servicio de una actividad económica que si fracasa será una más, y si resulta rentable será devorada por los cazadores de negocios. También, respecto a los emprendedores, la economía va por un lado y los políticos por el suyo propio, y pretenden ser creíbles.