La NASA anuncia un nuevo gran cohete para hacer viajes espaciales
El accidente del Soyuz ruso agudiza el cuello de botella del transporte a la ISS
La NASA presentó ayer el proyecto de un nuevo gran cohete -el más potente desde el Saturno V que envió a la Luna a los astronautas del Apolo, hace más de 40 años- que permita los viajes espaciales flexibles más allá de la órbita baja en la que está la Estación Espacial Internacional (ISS). Un vehículo de lanzamiento suficientemente potente es el elemento clave, aunque no el único, para que los astronautas regresen a la Luna o incluso para emprender la exploración tripulada de Marte o de un asteroide, objetivos genéricos expresados en el plan espacial del presidente Barack Obama. La NASA había anunciado ya que construiría un nuevo cohete pesado. Tenía varias opciones sobre la mesa y ha elegido el SLS (Sistema de Lanzamiento Espacial, en sus siglas en inglés), por ser un vehículo flexible y adaptable a diferentes tipos de misiones que, además, aprovechará tecnologías existentes.
La estación orbital podría quedarse deshabitada durante un tiempo
El plan es utilizar el nuevo cohete con una cápsula para astronautas, la Orion, que se está desarrollando para viajes más allá de la órbita baja de la Estación Espacial Internacional (ISS). El SLS se adaptaría para el lanzamiento de tripulaciones y de cargas (hasta 70 o 100 toneladas en una primera fase, ampliables después a 130 toneladas). "Al concretar una arquitectura de un nuevo cohete pesado, la NASA puede ahora avanzar hacia la construcción de dicho cohete y la próxima generación de vehículo y tecnologías necesarias para un programa ambicioso de misiones tripuladas en el espacio profundo", afirma John P. Holdren, asesor presidencial para ciencia y tecnología.
Pero el SLS no realizará los primeros vuelos de ensayo hasta 2017 y no atenúa, por tanto, la situación crítica que atraviesa ahora la ISS por el cuello de botella que supone el transporte para ir y volver. La crisis surge con el accidente de un cohete ruso Soyuz a finales de agosto, que provocó la pérdida de una nave automática de carga Progress con suministros para la estación. El percance ha alterado el plan de lanzamientos y rotación de las tripulaciones de la base hasta el punto de que no se descarta que en noviembre pueda quedar la ISS deshabitada -por primera vez desde hace una década- y se deba controlar desde tierra, con el consiguiente riesgo si surge un imprevisto.
El cuello de botella de los viajes a la ISS es el resultado de la finalización de los vuelos de los transbordadores de la NASA. Sin esas naves, los únicos vehículos disponibles para llevar y traer astronautas a la estación son los Soyuz rusos, que se lanzan al espacio con un cohete muy similar al que falló con el carguero en agosto. La causa se ha localizado en un conducto obstruido del sistema de combustible, un fallo de fabricación del cohete.
El envío de suministros a la ISS no es un problema grave porque se pueden lanzar otras Progress. Además, tanto la Agencia Europea del Espacio (ESA) como la japonesa JAXA tienen vehículos automáticos de carga muy capaces. Mientras tanto, dos cohetes que la industria privada estadounidense está desarrollando por encargo de la NASA para enviar cargas a la estación, han sufrido problemas recientemente, informa The New York Times.
En cuanto a las tripulaciones, es inminente el regreso, en una Soyuz atracada ahora en al ISS, de tres de los seis tripulantes de la base. Pero el lanzamiento de otros tres para ocupar su lugar se ha aplazado hasta el 12 de noviembre, mientras se revisa la seguridad de las naves rusas. Y lo tres astronautas que quedan en órbita han de regresar, como muy tarde, el 19 de noviembre en la otra Soyuz allí atracada, dado que en esa fecha cumple los seis meses máximos de permanencia en espacio de estos vehículos. El plazo del 12 al 19 de noviembre es muy estrecho y si se presenta algún percance más, los responsables de la estación no descartan q ue se quede vacía durante un tiempo.
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