Rubalcaba coloca en las listas a los ministros más políticos y a Camacho

A algo más de dos meses de las elecciones, los aparatos de los partidos viven su momento más turbulento. En estos días se decide quiénes ocuparán un escaño en el Congreso o en el Senado durante los próximos cuatro años. En el caso del PSOE, la situación es ingrata debido a que sus expectativas electorales son de bajada notable. Ni soñar con los 168 diputados que ese partido obtuvo en 2008. El candidato a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba reconoció ayer que "hay más oferta que demanda" para la formación de candidaturas e incluso que tiene "lista de espera". Es decir, que no todos los que quieren ser parlamentarios tendrán cabida y algunos diputados de trayectoria y valía reconocida podrían quedar fuera. El primer caso grave saltó ayer en Zamora.

Las agrupaciones asumen que deben colocar a miembros del Gobierno

El actual portavoz de Defensa del PSOE, Jesús Cuadrado, parece que será desalojado de su lugar natural, Zamora, para dejar el sitio al ministro del Interior, Antonio Camacho, excolaborador de Rubalcaba varios años en ese departamento. De entrada, Cuadrado se va a resistir en las asambleas locales (que terminarán de votar hoy) a ceder el puesto e ir segundo. El problema para el PSOE es que por esa provincia no hay posibilidad de que el número dos obtenga escaño. Anoche ya se conocía, por ejemplo, que en la asamblea de Zamora capital Camacho obtuvo más del doble de votos que Cuadrado.

¿Cómo se toma estas disputas el candidato? Mal. Y ayer explicó además que en el PSOE tampoco él es autónomo en esas decisiones: "Aunque tengo cierta capacidad para ordenar el proceso de elaboración de candidaturas, éstas las hacen las agrupaciones provinciales", le contó en Telecinco a la periodista Ana Rosa Quintana.

Los criterios de selección son variados pero Rubalcaba, por ejemplo, al referirse a los ministros que sí irán en las candidaturas y los que voluntariamente se despiden de la vida pública, diferenció entre los "profesionales y los políticos". Entre los primeros estarían los que quieren cerrar, de momento, esta etapa de compromiso con el PSOE. Serían los casos de la vicepresidenta económica, Elena Salgado; de la ministra de Ciencia y Tecnología, Cristina Garmendia; de la titular de Cultura, Ángeles González-Sinde, que quiere volver a hacer cine, y del titular de Educación, Ángel Gabilondo, catedrático de Metafísica. Éste declinó la oferta de ir de número dos por Valencia con el argumento de que quiere volver a su cátedra universitaria en sus últimos años de carrera. El titular del Congreso, José Bono, también ha renunciado a ir.

Lo cierto es que en las federaciones socialistas se tiene asumido que a los ministros hay que hacerles un hueco aunque nada tengan que ver con su zona. Ahora bien, esa aceptación no quiere decir que cause entusiasmo meter a un ministro porque conlleva dejar fuera a alguien de la tierra.

Alfredo Pérez Rubalcaba sí ha mostrado su interés por la inclusión en las listas de algunos ministros, más políticos, con los que siente una absoluta cercanía aunque algunos de ellos, además, tienen la fuerza suficiente en el partido para no necesitar más avales. Es más, en el caso de José Blanco, ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, cabeza de lista por Lugo, es él quien tiene la capacidad de mediación en la mayor parte de las federaciones socialistas. Parece ya seguro que el ministro de Justicia, Francisco Caamaño encabezará la lista de A Coruña. También por sí solo, Manuel Chaves, vicepresidente territorial y presidente del PSOE, posee la autoridad suficiente para encabezar Cádiz. La agrupación de Málaga propuso ayer a la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, para liderar esa provincia en la que nació. Leire Pajín, ministra de Sanidad, representará por tercera vez a Alicante.

"Queremos seguir un criterio profesional para que haya gente que sepa de todo y también que exista un equilibrio entre veteranos y noveles", señaló Rubalcaba. El ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, repetirá por Álava. Rubalcaba quiere al ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, por Madrid. Esta candidatura ofrece problemas serios de capacidad ya que, además de las nuevas incorporaciones aupadas por Rubalcaba, se prevé un descenso de electos. Ahora hay 15 parlamentarios pero la lucha está por figurar entre los doce primeros.