Barberá, su analista y su nene
Rita Barberá necesita un analista y no precisamente político, sino de esos que te invitan a tumbarte en el diván, te fríen a preguntas con acento argentino y luego te cobran una pasta.
El jueves, la todavía alcaldesa de Valencia se lamentaba de la "ausencia de cariño y reconocimiento en el seno de mi partido" al expresidente Francisco Camps, "un magnífico presidente y una persona honrada que necesita tener mucha cercanía y mucho cariño en estos momentos". Una queja sobre la que el analista le habría preguntado: "¿Y vos en que notás esa ausencia de cariño? ¿creés que obedece a algún motivo? ¿Creés que también sería extensible a vos? ¿Os sentís ninguneada por los de Génova? ¿Cómo entendés vos la cercanía con Camps? ¿Pensás que el cariño que vos profesás a Camps va más allá del compañerismo político? Vos, que fuiste su madrina política, ¿Pensás que ese sentimiento, ejem, ejem, digamos maternal, haya podido projectarse a otras esferas? ¿Y qué sentimientos vos provocá la actuación en todo este quilombo de su otro hijo político, Esteban Gonzalez Pons? ¿Os ha dado la impresión en algún momento de que su actitud ha sido poco fraternal con Camps y que se desentendió de sus desgracias, preguntándose si acaso es él el guardián de su hermano? Ejem, ejem, ¿y por qué creés que cuando vos referistes a Alberto Fabra como 'coleguita mío de cuando éramos alcaldes', vos utilizaste el pasado? ¿Fue un error verbal, o es que, che, dejémonos de milongas, vos ya no vos ves de alcaldesa?".
Pero tenga o no tenga Rita Barberá analista de cabecera con acento argentino, de lo que no cabe duda es que se ha abierto una nueva batalla en el PP valenciano. En efecto, la misma estrategia del gobierno por mando a distancia que le falló a Eduardo Zaplana con Camps, le falla ahora a Rita Barberá y al propio Camps con Alberto Fabra, que a los únicos mandos a distancia que responde es a los de Rajoy y a los de Carlos Fabra. Por si acaso, Alberto Fabra ya se ha encargado de filtrar su disposición a facilitarle a Barberá el salto a la madrileña carrera de San Jerónimo. Puede que reivindicando a Camps, Rita sólo pretenda reivindicarse a sí misma en su aspiración de presidir el Congreso de los Diputados que salga de las elecciones del 20-N, aunque extraña que, con su experiencia, lo haga de la mano de alguien como Camps que, independientemente del juicio de los trajes, políticamente es ya un cadáver de permiso. Pero aunque vaya de diputada, lo que Barberá no hará es dejarse la Alcaldía hasta comprobar que tiene asegurada la Presidencia de las Cortes. Aquí nadie se fía de nadie por muy coleguitas que se digan.
En cualquier caso, lo que está claro es que, pese (o gracias) a la que está cayendo, están la mar de distraídos con las batallitas internas, convencidos como están de que el colchón que les dan las encuestas les hace inmunes a cualquier resfriado otoñal. Feliz rentrée.
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