"No habrá eurobonos sin ajustes"
Joaquín Almunia, (Bilbao, 1948), ha seguido desde primera línea los avatares de la crisis financiera primero como comisario de Asuntos Económicos y Monetarios y ahora como vicepresidente de Competencia. Por su despacho han desfilado los principales banqueros con problemas para lograr la autorización de las ayudas públicas. Tiene la lupa puesta en el conjunto del sistema financiero de Irlanda, Grecia y Portugal, en bancos importantes de Alemania, y en las cajas españolas. Está convencido de que sin unos bancos saneados no puede funcionar la economía.
Pregunta. El acuerdo del 21 de julio produjo un gran alivio. Parecía que la UE había dado un gran paso adelante y encauzado la salida de la crisis de la deuda. Luego llegó el horroroso agosto con la degradación de la deuda de Estados Unidos, las caídas de las Bolsas mundiales, las explosiones de máximo riesgo en España e Italia y lo peor, los datos que apuntan a un nuevo parón económico. ¿Dónde estamos realmente?
"Los mercados piden mayor unión fiscal y un Tesoro único"
"La banca no estará a salvo hasta que no se resuelvan los problemas de la UE"
"La financiación ilimitada está reñida con la solvencia"
"En Londres y Dublín se ha puesto mucho dinero público"
Para los eurobonos "no hay garantías de los países que tienen que hacer ajustes"
"Cada banco que se reestructura tiene que presentar un modelo viable"
Respuesta. Todavía no hemos resuelto la crisis de la deuda soberana que estalló en Grecia a principio del año pasado. Se han dado muchos pasos para reforzar la gobernanza de la Unión Económica y Monetaria, se está introduciendo más rigor en la vigilancia presupuestaria y en la evolución del endeudamiento público de los países miembros, que hasta ahora estaban sometidos a una vigilancia light. Pero la realidad nos dice que hay que ir más allá. Hay que aprobar, espero en los próximos días, el paquete de gobernanza económica y presupuestaria que la Comisión propuso hace meses.
P. ¿Y después?
R. Si algo nos enseña la crisis de la deuda soberana es que la Unión Económica y Monetaria necesita una mayor integración política. Los mercados están pidiendo a los líderes de la Unión que avancen en la integración de la zona hacia una mayor unión fiscal, que avancen hacia un Tesoro único. En tanto no se resuelvan los problemas pendientes en la UE, el sistema bancario europeo no va a estar totalmente a salvo de nuevas recaídas.
P. Durante el último año ha ido creciendo la lista de personalidades (Juncker, Tremonti, Verhofstadt, González, Schroeder) que piden establecer eurobonos como un instrumento fundamental para afrontar la crisis de la deuda. También la Comisión prepara su propuesta. ¿Cuál es su opinión?
R. Los eurobonos son la solidaridad europea. La diferencia entre los eurobonos y la actual facilidad europea (fondo de rescate temporal) de 440.000 millones es que ésta es un acuerdo intergubernamental en la que cada Estado responde con su garantía individual. Las garantías que cada Estado presta ahora no son mancomunadas, ni solidarias. Los eurobonos serán la facilidad actual pero con garantías mancomunadas y solidarias. Esto exigirá que las obligaciones ligadas a esas garantías para endeudarse en los mercados tienen que ser gestionadas por una institución común.
P. ¿Cuándo habrá eurobonos?
R. Los eurobonos existirán el día que haya una decisión política de los países con mejor reputación financiera de ponerla al servicio del conjunto de la zona euro. Pero esa decisión, siendo realista, no la van a tomar hasta que no tengan garantías suficientes. Y todavía no se han reunido todas las garantías de los países que tienen que hacer ajustes, que van a necesitar apoyo financiero durante los próximos años, y que tienen que hacer más esfuerzos para poner sus cuentas públicas en orden. Estos países no están totalmente comprometidos con el cumplimiento de los compromisos que les piden los países.
P. ¿Qué debería hacer el Gobierno que salga de las próximas elecciones para sacar a España del túnel?
R. En España, lo mismo que en Grecia y Portugal, hemos luchado mucho por tener democracia y uno de sus elementos consustanciales es el pluralismo. Pero hay algunos aspectos de la lucha contra esta crisis que habrá que adoptar, se tenga la ideología que se tenga. Eso exige amplios consensos. España ha dado un ejemplo magnífico con el consenso logrado por los dos grandes partidos para reformar la Constitución, el Artículo 135.
P. El Fondo Monetario Internacional, (FMI), habla de inyectar miles de millones en el capital de los bancos, mucho más de lo que indicaban las pruebas de esfuerzo para condiciones adversas. ¿Cuál es realmente la situación de la banca?
R. Las pruebas, publicadas el pasado julio nos han proporcionado abundantísima información. Nunca se había puesto en manos de los agentes económicos tanta información sobre los balances de los bancos en Europa. Es verdad que hay dudas en varios organismos, no solo en el FMI, sobre las necesidades adicionales de capital y ofrecen cifras mayores. Eso se debe a los distintos métodos de cálculo y a que la crisis de la deuda soberana no se ha tenido en cuenta.
P. Pero ¿los bancos necesitan más capital?
R. De cara al futuro lo que la crisis nos ha enseñado es que para garantizar la solvencia de los bancos se necesita más capital del que hasta ahora se les exigía. El desapalancamiento del sistema bancario va a seguir produciéndose y, por lo tanto, vamos a disponer de mayor solvencia a cambio de una menor capacidad para financiar la actividad económica.
P. Entonces, ¿la recapitaliza-ción de los bancos reduce el dinero que se necesitaría para reactivar la economía?
R. Lo que la crisis nos ha enseñado es que prestar dinero a las empresas, a las familias, a los ciudadanos sin las suficientes garantías o preocupación por la solvencia de las entidades lleva a una nueva crisis a través de la formación de burbujas que cuando estallan producen unas consecuencias negativas enormes.
P. ¿Cuáles son sus recomendaciones para los bancos?
R. Lo que sabemos es que la solvencia del sistema bancario y del financiero está reñida con la financiación ilimitada de cualquier tipo de actividad. La solidez está reñida con unos ratios de apalancamiento superiores de lo que es sostenible y recomendable. El apalancamiento ilimitado está reñido con un crecimiento sostenible que nos permita avanzar en productividad y competitividad que es lo que nos garantiza el crecimiento y el empleo.
P. En su departamento han señalado que los recursos públicos movilizados para salvar a los bancos han sido 4,5 billones de euros aunque la cantidad realmente empleada ha sido menor, ¿no es mucho dinero en cualquier caso?
R. Expliquemos las cifras. En la UE, desde octubre de 2008, después de Lehman Brothers, los Gobiernos han inyectado capital en el sistema bancario por unos 300.000 millones. A cambio, los Estados han recibido una remuneración. Pero cada vez son más los bancos que ya han devuelto este dinero. Además, los Estados han actuado en determinadas países, como Irlanda, para asumir activos tóxicos, que han sido gestionados por entidades con respaldo del Tesoro, y que ha supuesto un riesgo para el sector público de unos 100.000 millones. Y los Gobiernos han prestado garantías y avales para permitir la financiación de las entidades que no tenían acceso a los mercados. Por lo tanto, se ha ofrecido mucho más dinero del que realmente ha sido necesario hasta ahora. Esperemos que de cara al futuro lo que queden sean cantidades mucho menores, pero la cifra no son ni con mucho cuatro billones.
P. En algunos países se ha tratado de compensar el apoyo de los contribuyentes al sistema financiero con impuestos a la banca. ¿Es una manera equilibrada de afrontar la crisis?
R. Los bancos que han recibido dinero público ha sido bajo las condiciones que se establecieron en 2008. Muchos bancos han pasado, y pasan por este despacho, para que les aprobemos sus planes. Cada banco que recibe dinero público tiene que presentar un plan de reestructuración que implica un modelo de negocio viable, exige desinversiones y cambios hacia actividades de menos riesgos. En segundo lugar, tienen que presentar una distribución de esfuerzos que suponga una reestructuración equitativa, es decir, los accionistas tienen que contribuir y asumir las pérdidas.
P. ¿En qué momento estamos?
R. Hemos aprobado una serie de planes nacionales y tomado decisiones sobre más de 30 reestructuraciones individuales y seguimos analizando ahora unas 25 entidades. Estudiamos casi todo el sistema bancarios irlandés, griego y portugués, así como una serie de bancos de Alemania. En los próximos meses vamos a probar planes de reestructuración para el sector de las cajas de España. Hay otros casos en Bélgica, Holanda, Letonia, Hungría y Austria.
P. ¿Por qué se hace todo esto?
R. Por una razón muy sencilla: sin un sistema bancario solvente no podemos financiar el resto de la economía. Es como la circulación de la sangre en nuestro cuerpo. Si no circula, no hay vida en un cuerpo.
P. ¿Puede ser sostenible un sistema financiero seis veces mayor que su economía como el del Reino Unido o casi diez, como en Irlanda?
R. No, en el caso de Irlanda se ha demostrado que no era sostenible. En el Reino Unido, que también ha tenido un sistema bancario desproporcionado, el Estado ha tenido que poner mucho dinero público claramente por encima de la media de la UE. Todavía hay dos grandes bancos como el Royal Bank of Scotland y el Lloyd Halifax que tienen que devolver el dinero público en un plazo determinado. Mientras, ese dinero ayuda a sostener a las entidades tienen que seguir aplicando el plan de reestructuración. El Lloyds antes de que acabe este año tiene que vender al menos 600 oficinas y eso es un compromiso su nuevo consejero delegado, Antonio Horta-Osorio, ha confirmado en esta misma mesa.
"Hay reuniones de líderes solo para la foto"
Pregunta: Europa tiene muchas dificultades para acordar soluciones comunes para salir de la crisis. Esta semana el ex presidente del Gobierno, Felipe González, lamentaba que se celebran demasiadas cumbres para apagar fuegos y ninguna para crear la arquitectura que evite los incendios ¿Por qué funciona tan mal la UE?
Respuesta: La primera vez que se reunieron los jefes de Gobierno o de Estado en la zona euro fue en octubre de 2008. Aquella reunión fue extraordinariamente importante, porque fue la primera vez que, al máximo nivel, los países del euro pusieron pie en pared y se comprometieron a afrontar de manera coordinada la crisis. Un mes después, se celebró la primera reunión del G-20. Los países más industrializados, los del G-7, los emergentes se reunieron junto a la UE y las instituciones de Bretton Woods para plantar cara a la crisis. Fue otra reunión extraordinaria.
P. Pero eso fue hace tres años
R. Es verdad que desde entonces ha habido otras reuniones muy importantes, pero también cumbres totalmente vacías. Convocadas sin haber preparado la agenda o, en el peor de los casos, reuniones, no tanto cumbres multilaterales a nivel europeo o global, pero a veces reuniones de líderes que buscan solo la foto y una instantánea.
P. Está dinámica de cumbres urgentes por la crisis está produciendo un desplazamiento de los poderes a favor de los Estados y en detrimento de la Comisión.
R. Es verdad que a lo largo de la crisis en determinados momentos, los mayores Estados miembros de la zona euro han recurrido en exceso al método intergubernamental en detrimento del método comunitario. En algunos casos porque piensan que así defienden mejor sus intereses, en otros casos por desconfianza a la Comisión Europea. A estas alturas creo que son muchos los que se lamentan que no se haya hecho más uso del método comunitario cuando vemos como un solo país de la zona euro puede bloquear los acuerdos alcanzados por unanimidad por todos los jefes del Estado y de Gobierno hace dos meses.
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