Fútbol y otras hegemonías
La competitividad del Getafe y la Real ante el Madrid y el Barça revela que es posible al menos evitar su rodillo
Por mucho que la Real Sociedad penalizara al Barcelona por su cháchara en Anoeta y el Getafe estuviera a punto de dejar al Real Madrid en tinieblas, el dictado de los dos gigantes del fútbol español es indiscutible. Su hegemonía ha encendido todo tipo de debates y amenaza incluso con un cisma en la Liga de Fútbol Profesional. El duopolio no es repentino. El Madrid y el Barça han conquistado el 65% de los 80 campeonatos disputados, 30 de los últimos 40. Semejante bipartidismo tampoco es un fenómeno español. En las últimas 15 temporadas únicamente el Manchester United, el Arsenal y el Chelsea festejaron la Premier. En Italia solo han hecho cumbre Inter, Milan, Lazio, Roma y Juventus.
Sin embargo, a diferencia de otros campeonatos, en la Liga lo más alarmante en los últimos cursos ha sido el número de puntos logrados por los barcelonistas y los madridistas, siempre en la frontera del centenar. El dato revela la poca competencia del resto de los equipos, que entregan con frecuencia la cuchara. No lo hicieron la Real ni el Getafe, que aprovecharon el parón internacional y, en el caso azulgrana, la administración de la plantilla. El Madrid también se guardará algo en próximas jornadas, como si fueran midiéndose hasta los dos pulsos entre ambos, convencidos de que serán los dos asaltos decisivos. Por tanto, habrá muchos equipos que puedan pelear ante ellos. Ese debería ser su propósito.
El hecho de que la principal emoción sea el duelo Barça-Madrid tampoco es una exclusiva de este deporte. No es el único caso en el que los protagonistas están cantados. Ocurre en el tenis, en el que ahora Djokovic y antes Federer solo discuten los tronos con Nadal. Y qué decir de la fórmula 1, donde ni siquiera hay quien llegue al semáforo con Vettel, que puede ganar el título en Singapur, cinco carreras antes del final del campeonato.
El abanico se abre en citas como la Vuelta a España, en la que sin los cuatro líderes mundiales (Contador, los hermanos Schleck y Evans) todo es posible. Lo fue para el cántabro Juanjo Cobo, fuerte como un bisonte en una exigente carrera que, poco a poco, se va pareciendo a lo que fue.
Y hay deportes en los que ni siquiera dos quieren pelear. Lo hizo Francia ayer en el Europeo de baloncesto con una bufonada ante España para evitar un cruce posterior con Lituania. Mejor cualquier bipartidismo que semejante fraude para los espectadores.
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