Mucha fiesta y menos público de pago
La Fira de Tàrrega más internacional finalizó ayer con una explosión de espectáculos en los espacios más diversos de la localidad. La última jornada de la feria de teatro en la calle fue la más multitudinaria. Miles de personas, entre programadores, aficionados y artistas, acudieron hasta Tàrrega para disfrutar de alguno de los 87 espectáculos que se han programado este año. En la calle, entre el calor humano decenas de espontáneos también aprovecharon para mostrar al mundo sus habilidades artísticas, y a pesar de no formar parte de la agenda oficial atrajeron la atención de cientos de espectadores que seguían el espectáculo en corrillos. El asfalto rezumaba aire de feria, con globos, perros, olor a comida rápida, gritos de niños y mucha alegría. Del jueves hasta ayer la zona de acampada registró 4.118 usuarios, y según datos de la organización, en la Fira de este año se han expedido 10.000 entradas de espectáculos de pago, 1.000 menos que el año anterior. Por tanto, la crisis se ha dejado sentir en Tàrrega, ya que las obras de pago tuvieron un aforo del 60%, y según datos registrados hasta el sábado por la noche, solo 57 de las 142 sesiones en las que se cobraba entrada colgaron el cartel de aforo completo.
El boca a boca convierte 'Nuova Barberia Carloni' en uno de los éxitos
Por ello, la muchedumbre se concentró en espectáculos de calle gratuitos. Aun así, a pesar de la avalancha de gente, la primera Fira dirigida por Jordi Duran ha sido de transición, sin grandes espectáculos de visita obligada, pero en la que han asomado dos líneas que ya están germinando. La primera, el estímulo a la creación a través del Programa de Suport a la Creació, que se ha iniciado este año y por el que diversas compañías han realizado residencias y laboratorios artísticos, con mejor o peor suerte final en el escenario. La segunda es un impulso significativo a la internacionalización, con una fuerte presencia de Corea, Estados Unidos e Iberoamérica. La Llotja fue el enclave de los negocios. Pero la búsqueda de nuevos horizontes más allá de Cataluña ya lleva varias ediciones con un papel destacado: según un estudio de la empresa CERES encargado por la Fira, 6 de cada 10 entidades internacionales que asistieron a las ediciones de 2009 y 2010 contrataron alguna compañía estatal programada. Este año llegaron programadores de 32 países diferentes. "Hemos tenido una buena respuesta de público internacional, ha habido menos espectadores, pero la Fira ha marchado muy bien, no es que nos hayamos consolidado, sino que somos un punto de referencia obligado en el mundo de las artes escénicas", afirmó Duran en la rueda de prensa de clausura.
En los escenarios, la presencia internacional también fue muy relevante: cada día con las campanas de la media noche, centenares de curiosos se rindieron al ingenio tecnológico de la performance The Self-portrait, de la compañía de Corea del Sur Visual Theater Company CCOT.
Kadogo, niño soldado, de la compañía chilena La Patriótico Interesante, deslumbró con su representación sobre los niños marginales que, seducidos por el dinero rápido, son reclutados por guerrillas o bandas de narcotraficantes.
Más allá de la crítica social, pequeños y mayores disfrutaron con la hilarante Nuova Barberia Carloni, de los italianos Teatro Necessario. El boca a boca hizo que la gente intentará acceder a toda costa al recinto de la obra, y al final se convirtió en una de las estrellas de la Fira.
El Molino de El Talladell, pueblo cercano a Tàrrega, se convirtió en el centro de un viaje sensorial y lúdico de la mano de La bola d'or, de Planeta 15.
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