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España y los fondos soberanos

A lo largo de las últimas décadas, las empresas españolas se internacionalizaron de manera acelerada. Prueba de ello es que en 2010 la facturación de las empresas del Ibex 35 en el extranjero superó, por primera vez, el 53% del total. Otra manera de medir esa internacionalización es ver la atracción que ejercen las empresas cotizadas del país en los inversores extranjeros. Entre estos inversores se asomaron recientemente algunos fondos soberanos, en particular de los países emergentes.

Hasta la fecha, los fondos soberanos estaban relativamente poco presentes en el capital de las empresas españolas. Una excepción era el fondo noruego, el segundo mayor fondo soberano del mundo, con inversiones en la Bolsa española superiores a 18.000 millones de euros. Este fondo, que totaliza casi 330.000 millones de euros bajo gestión, tiene inversiones en más de 8.300 empresas, 77 de las cuales son españolas. Sin embargo, esta era más bien una excepción. La mayoría de los fondos soberanos tiene una presencia casi testimonial en las empresas españolas, y ello a pesar de tener el 40% del conjunto de sus activos invertidos en Europa, sobre todo en empresas británicas, italianas, francesas y suizas.

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Sin embargo, recientemente el interés por las empresas españolas por parte de los fondos soberanos se está acelerando. Así, en 2009, el fondo International Petroleum Investment Company (IPIC), la compañía estatal de Abu Dabi, ya había invertido más de 3.600 millones en CEPSA, convirtiéndose así, con 47% del capital, en el mayor accionista de la petrolera. En 2011, IPIC dio un paso más y compró la totalidad de la petrolera por un importe de 3.700 millones, convirtiéndose en la mayor inversión de Abu Dabi en nuestro país. De manera interesante, IPIC parece plantearse seguir expandiéndose internacionalmente utilizando en parte la base española para ello.

Esta operación no ha sido, sin embargo, la única. En octubre de 2010, Qatar Holding, el fondo soberano del vecino Estado de Catar, compró el 5% de Santander Brasil por un valor de cerca de 2.000 millones de euros. Unos meses más tarde, en marzo de 2011, la misma entidad volvía a apostar fuertemente por una cotizada española invirtiendo otros 2.000 millones de euros en Iberdrola, equivalente a algo más del 6% de la multinacional española. En ambos casos está la voluntad por parte de este fondo soberano de aumentar la apuesta por los mercados emergentes de América Latina, y en particular Brasil, país donde ambas empresas españolas han construido una sólida presencia. América Latina supone más del 40% del total de la facturación de estos grupos, y la región supera los ingresos derivados de la Península. Dicho de otra manera: las apuestas de los inversores árabes se centran en España, pero más allá también está la voluntad de asociarse e invertir en grupos cuyo eje estratégico son los mercados emergentes, en particular los de América Latina.

Todas estas operaciones ratifican, si fuera necesario, el acierto de muchas empresas españolas por haber apostado por América Latina a lo largo de las décadas pasadas: vía las Américas se han construido una historia y una trayectoria que las convierte en joyas muy atractivas para los fondos soberanos de Oriente Próximo, como en los casos del Banco Santander y de Iberdrola, o para los inversores chinos, como en el caso de Repsol. América Latina se ha convertido para muchos en la gran baza. Más que nunca, la historia de muchos de los grupos españoles se escribe con acentos latinos, y ahora también árabes o chinos. Más que nunca, estas empresas parecen haberse transformado en multinacionales euroemergentes, multinacionales ubicadas en países OCDE, pero con fuertes vínculos en los países emergentes.

Javier Santiso es profesor de Economía, ESADE Business School.

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