Todo sigue igual, más o menos
Cuando desde el PP nacional le recomendaron a Francisco Camps que formara un Consell ausente de imputados, algo pareció moverse para bien. Impresión que se acentuó en el instante en que, tras la apertura de juicio oral contra el expresidente, Mariano Rajoy decidió que ya estaba bien y que sobraba en el Palau de la Generalitat. Luego, las primeras decisiones de Alberto Fabra sugirieron que el tiempo de los corruptos (presuntos) tocaba a su fin en el PP valenciano.
Pero no. Hay cosas que no cambian. Por ejemplo que los partidos antepongan sus intereses a los de los ciudadanos. Y si el precio a pagar por pacificar las tribus populares alicantinas implica colocar a un señor como José Joaquín Ripoll -imputado por los delitos (presuntos) de cohecho, fraude, tráfico de influencias, revelación de información privilegiada y actividad prohibida a funcionarios en el marco de las diligencias de la ramificación del caso Brugal- al frente de la Autoridad Portuaria de Alicante, se paga y a los ciudadanos que les den morcilla. ¿No han votado ya? Pues que se aguanten. Ni con Camps ni sin Camps. Todo sigue igual, más o menos.