El esprint final por Cacaolat
Los trabajadores alaban la oferta de Central Lechera Asturiana, que puja por la fábrica y por las acciones
Ajenos a la compra de Nueva Rumasa por parte de Back in Business -un fondo de inversión buitre- hecha pública ayer -y que, según las fuentes consultadas, no afecta a la venta de Cacaolat-, los sindicatos de la marca de batidos se reunieron por la mañana con Capsa-Central Lechera Asturiana. Esta firma puja tanto por las acciones como por la unidad productiva de Cacaolat, pero los empleados siempre se han mostrado partidarios de que el culebrón se salde con la venta de la fábrica. Consideran que es la fórmula más segura para salvar la producción y sus 500 puestos de trabajo: 200 en Barcelona, otros tantos en la sede logística de Parets del Vallès y 100 en la planta de Zaragoza.
De entrada, valoran la oferta de Capsa, explicó ayer el presidente del comité de empresa, José Miguel Miguel (UGT), puesto que la empresa conoce el sector y su distribución, en Cataluña ya tiene la fábrica de leche Ato y asegura que construirá una nueva fábrica de batidos. La planta debería construirse en un solar de dimensiones suficientes para albergar una depuradora, necesaria para tratar el agua del proceso de producción. Durante la reunión de ayer los representantes de la asturiana mostraron también a los representantes de los trabajadores su ambición de expandir Cacaolat por la zona centro de España.
La compra de Cacaolat se ha convertido en una carrera de velocidad entre dos juzgados mercantiles, el número 6 de Madrid (del que dependen las acciones) y el número 6 de Barcelona (del que dependen la unidad productiva y la marca). De fondo, nada menos que el Tribunal Supremo, que debe dirimir si el concurso de acreedores de Cacaolat, que tramita el juez de Barcelona, se suma al de Clesa (propietaria del 95% de la marca de batidos). Clesa acumula un pasivo de 1.112 millones de euros, mucho mayor que el de Cacaolat, de 29,8 millones, y a nadie se le escapa que con la maniobra de acumulación los administradores de la primera persiguen beneficiarse de la venta de la segunda. El activo de Cacaolat es de 129,5 millones y ha sido valorada en 75 millones, mientras que el de activo de Clesa es de 304 millones.
Ahora el esprint final consiste en cuál de los dos juzgados consigue materializar la venta de Cacaolat antes. En Barcelona el final se acerca: el próximo viernes vence el plazo de presentación de ofertas firmes. Además de Capsa-Central Lechera Asturiana, que ya en julio depositó aval, pujan otras tres empresas: Grupo Vichy Catalán, Victory (detrás de la que está Cobega, embotelladora de Coca-Cola) y Roures Reenginnering, que agrupa a exdirectivos de la propia firma de batidos.
Al conocer esta semana que Central Lechera Asturiana puja por las acciones (por las que ha ofrecido 20 millones de euros) sus competidoras se han apresurado a sacar pecho. La primera fue el Grupo Vichy Catalán, que a través de un comunicado, defendió el proceso de venta del juzgado de Barcelona, porque "es el más limpio, el que mejor salvaguarda los intereses de Cacaolat y el que mejor garantiza el futuro de la marca", subrayó su consejero delegado, Joan B. Renart.
El directivo apelaba también al proceso de Barcelona por su capacidad de "ayudar a fortalecer el tejido empresarial del país, porque acelerará de forma inmediata la actividad industrial y comercial de una marca muy arraigada y apreciada por los consumidores". La empresa de Caldes de Malavella recordaba que su oferta, conocida también de primera mano en su día por los trabajadores, "prevé mantener los centros productivos, logísticos y comerciales, así como la construcción de una nueva planta".
El miércoles fue Cobega la que también expresó su intención de construir una nueva planta para Cacaolat en el área de Barcelona. Fuentes conocedoras del proceso auguran, y celebran, que a falta solo una semana para el cierre de ofertas en Barcelona, la venta se materializará antes aquí que en Madrid.
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