Almodóvar
Los criterios que Carlos Boyero aplica a Almodóvar son ajenos, por no decir ciegos, a la naturaleza de su obra. El cine no tiene la obligación de limitarse a conseguir efectos psicológicos. Más allá de la trama narrativa, La piel que habito se estructura en paralelismos, como los suicidios de Norma y su madre, o las violaciones de Norma y Vera. El verdadero drama consiste en si la repetición se impondrá como destino, o si, como Odiseo, el ser humano es capaz de liberarse. Ya en Volver Almodóvar contrapuso a la vuelta de lo mismo (el incesto o abuso de la menor) la vuelta (de la abuela Irene) que supera y enmienda lo pasado. Con esta temática, arraigada en la modernidad, y estudiada en su tiempo por Benjamin y Adorno, Almodóvar combina un sentido trágico del objeto del deseo como intrínsecamente recalcitrante y hasta fraudulento. El cine que hace este creador-en-activo es arte a la altura de Shakespeare o Velázquez, y no solo porque en su nuevo filme recrea la Venus del Espejo del maestro español.