El juicio contra Mubarak degenera en batalla campal a las puertas del tribunal
El juez impide el acceso de la prensa ante la tensión que desata el proceso
La tercera sesión del juicio a Hosni Mubarak degeneró en batalla campal, tanto en la calle como en la propia sala. Uno de los abogados del expresidente egipcio levantó una foto de Mubarak, pero un abogado de las víctimas se la arrebató para quemarla. Así comenzó una pelea a puñetazos entre letrados. Fuera, en los alrededores del Tribunal de la Academia de Policía de El Cairo, donde se celebra el proceso, partidarios y detractores del rais depuesto se enfrentaron entre sí y contra las fuerzas antidisturbios. Cuatro personas sufrieron heridas graves.
Por primera vez, el juez Ahmed Refaat impidió a la prensa el acceso a la sala. Las imágenes de las dos sesiones anteriores, con Mubarak tendido en una camilla y sus dos hijos, Gamal y Alaa, entre rejas, provocaron un enorme impacto en el mundo árabe. El juez Refaat, sin embargo, consideró que los abogados de ambas partes atendían más a las cámaras que al propio tribunal y decidió cerrar las puertas.
Un testigo dice que el Ministerio del Interior cargó armas en ambulancias
Lo ocurrido ayer fue un reflejo de la creciente tensión política que vive Egipto. Horas antes de que empezara la sesión dos multitudes, precariamente separadas por un cordón policial, se agolpaban ante la Academia de Policía. Unos gritaban a favor del depuesto presidente, otros exigían su ahorcamiento. De los gritos se pasó a los golpes y a las peleas.
Hosni Mubarak, de 83 años y enfermo de cáncer, es acusado de asesinato y homicidio múltiple porque, según el fiscal, ordenó a la policía que disparara a matar sobre los manifestantes de la plaza de Tahrir que pedían el fin del régimen. Mubarak niega los cargos. Unas 850 personas murieron durante las protestas iniciadas el 25 de enero, culminadas con la dimisión del rais el 11 de febrero.
Un helicóptero trasladó ayer al expresidente a la Academia de Policía. El principal acusado del proceso fue introducido en la sala en camilla, según testimonios presenciales, y permaneció en silencio.
La sesión se dedicó al interrogatorio de varios mandos policiales. Todos ellos coincidieron en que se les había ordenado que dispersaran a la multitud con gases lacrimógenos, agua a presión y porrazos, en ningún caso con armas de fuego.
Fuentes de los abogados explicaron a Reuters que uno de los jefes policiales, Gen Husein Said Mursi, dio una versión novedosa sobre el uso de armas letales por parte de la policía. Mursi dijo haber escuchado el 28 de enero, el día de los choques más violentos, una conversación entre dos altos cargos del Ministerio del Interior en la que discutían cómo proteger las cárceles y su propio edificio ministerial. Decidieron, según el testigo, cargar varias ambulancias con armamento, ya que los manifestantes atacaban los coches policiales, y distribuirlo. "Se nos ordenó que impidiéramos el acceso de la multitud a la plaza de Tahrir por los medios que nos parecieran oportunos, pero jamás escuché la orden de utilizar munición real contra la gente", explicó el testigo.
La policía disparó durante tres días desde el Ministerio del Interior y lo hizo de forma indiscriminada, causando numerosas víctimas. Hubo muchos agentes que en otros incidentes hicieron uso de sus armas, según ellos para defenderse de intentos de linchamiento.
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