_
_
_
_
ATLETISMO | Mundiales de Daegu
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Superado el golpe de Berlín

He visto formidable a Natalia. Incluso he de reconocer que ha superado mis expectativas más optimistas. Yo diría que lo que ha hecho es ganar una medalla, no perder la de oro como algunos podrían pensar.

Viendo la carrera, es fácil decir que, si hubiera corrido de otra forma... Pero yo valoro otras cosas. Ahora puedo reconocer -no lo podía hacer antes porque no debía dar excusas a la atleta y nunca lo haría como entrenador- que a Natalia le afectó mucho lo de Berlín. La descalificación fue un golpe muy fuerte. Han sido dos años muy duros para ella.

Llegué a pensar que abandonaría el atletismo. Hasta hace apenas cuatro meses no podía siquiera hablar de lo que pasó ese día y, cuando los compañeros le hacían alguna broma en el entrenamiento, le cambiaba la cara. Estaba bloqueda. Un día de mayo me dijo: "Miguel, lo de Berlín me dejó tocada".

Más información
Natalia y la justicia poética

Yo no soy psicólogo. Soy entrenador. Y un entrenador no puede forzar a sus atletas. Debía recuperarse ella misma, ir a su ritmo, y tenía la cabeza en otro lado. Pero hace un mes y medio cambió. Empezó a pensar en los Mundiales, en ganar.

En Berlín estuve a pie de pista. Ahora he visto la carrera por Internet. Al principio, vi a Natalia muy forzada, buscando su sitio. Cuando se ha puesto delante, le ha cambiado hasta la cara. Ha empezado a hacer la carrera que a ella le interesaba. La suya ha sido una táctica muy arriesgada, pero ha demostrado que era la acertada. Cuando quedaban 80 metros para la meta, creía que iba a ganar. A 20, pensé que se quedaba sin medalla. Su sonrisa al llegar lo decía todo. Estaba feliz.

Creo sinceramente que hay que valorar lo que ha conseguido y que echaremos de menos a esta atleta cuando lo deje.

Miguel Escalona es el entrenador de Natalia Rodríguez.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_