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Reportaje:

Sube a la azotea que te canto

Promotores sin ánimo de lucro organizan conciertos en los tejados de Girona

Un vecino termina de hacer la colada en el tejado y Tom Hagan afina las cuerdas de la guitarra acústica cuando llegan los primeros espectadores. "¿Qué tal?", les saluda mientras les invita a tomar asiento. A algunos les da la risa. Ya sabían que iban a ver un concierto en un tejado, pero sigue siendo raro. Y mágico. Es lo que ocurre en Girona Pirata, un pequeñísimo festival de música que tiene lugar en los tejados y jardines de la ciudad y que fue creado en verano de 2010 por la fotógrafa Anita Diamond y José Domingo, líder de la banda Psychoine.

Tom Hagan (alias del músico de Salt Carles Vidal) y su banda The Sweet Lies amenizan, desenchufados y sin micro, una de las tardes más calurosas del verano para unos 30 asistentes en una azotea del barrio antiguo de la ciudad. Aquí paga todo el mundo, menos el artista. La entrada, que se cobra tras el concierto, cuesta cinco euros y va íntegramente al bolsillo del músico, cuyo único compromiso es regalarle un disco al anfitrión. Los promotores no ganan nada. "Nuestro objetivo es provocar una situación artística cercana, sin protocolos, y en un lugar especial donde se pueda descubrir la ciudad desde nuevos puntos de vista", explica Domingo.

Es la magia de escuchar música en crudo a un metro de la banda
Los conciertos se anuncian dos días antes a través de Facebook

Aquí la atención del público es total. Hay silencio absoluto y caras embobadas. Entrega. Es la magia de escuchar música en crudo a un metro de la banda. "Para nosotros tocar sin amplificar es fácil porque ensayamos así", explica Hagan tras el concierto, en el que ha ofrecido un repertorio pop en inglés, castellano y catalán. "Se agradece tocar en estos formatos especiales; hace un par de días tocamos en un bar donde la gente no paraba de hablar y no nos hacía ni caso".

Cuando termina el concierto, el artista se queda compartiendo una cerveza

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[aquí cada uno se trae la bebida] con los invitados. "Así se mezclan y rompen las barreras creadas por el mercado", apunta. La idea nació a raíz de un concierto improvisado de The Marzipan Man, "un grupo del que somos muy fans", en casa de un amigo. "Gustó tanto que montamos 10 más", cuenta. "La gracia es que este año la gente ya nos escribe ofreciéndonos su casa".

Los conciertos se anuncian dos días antes a través de la página de Facebook, la única herramienta de promoción que utilizan para evitar que venga más gente de la cuenta. "Hay veces que los artistas escogen un seudónimo -explica Domingo-, de manera que hasta el último momento no se sabe quién toca. Lo hacemos porque suelen ser espacios reducidos y los grupos tienen mucho poder de convocatoria, como ocurrió con Mazoni". Maria Rodés, Carles Sanjosex, Smoking Bambino, The Capcots y la Orquestra Fireluche son otros de los piratas que han actuado en los tejados.

Las fiestas tienen lugar de 20.00 a 22.30 horas -dentro del horario legal- para evitar problemas con los vecinos. "Quedamos todos a una hora en un lugar

[hoy ha sido en la plaza del Vi, en pleno centro] para ir juntos al sitio y evitar molestar subiendo escaleras arriba y abajo", apunta Domingo. La única huella que dejan son los vídeos que se cuelgan en YouTube y las fotos que Anita Diamond cuelga en el blog de Girona Pirata (http://gironapirata.blogspot.com/imeo.com/). "La temporada se despide con un festival en un jardín, con cuatro conciertos", explica Domingo. Como siempre, será un misterio hasta días antes.

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