Silencioso Ben, veloz Spies

La visera de la gorra hacia atrás, las gafas de sol puestas, haga sol o no, y el semblante serio. Ben Spies no sonríe ni a su regreso al circuito de Indianápolis, que se conoce al dedillo y donde siempre le fueron bien las cosas como artista invitado -es el wild card mejor clasificado de la era MotoGP desde que fue sexto en 2008 con una Suzuki- o como integrante de la parrilla de la categoría reina -el año pasado terminó segundo, su mejor resultado, y logró su primera pole-. Sonríe, pero lo hace poco, de modo que eso no indica su estado de ánimo. "Ese es Ben, esa es su personalidad. No habla mucho. Si alguien busca a un piloto dicharachero y sonriente, se equivoca de hombre. Pero es un chico encantador y muy tranquilo", le describe su jefe de mecánicos, Tom Houseworth.

Ben Spies es feliz, pues solo Casey Stoner, el más veloz de este 2011 e inalcanzable ayer, cuando marcó un ritmo infernal -el australiano saldrá desde la primera posición, acompañado en la primera fila por Spies y Jorge Lorenzo-, ha estorbado su camino hacia la segunda pole de su carrera en Indianápolis, un trazado, que como el de Assen -donde celebró en junio su primera victoria-, le viene como anillo al dedo. "Los dos son circuitos rápidos y le ayudan a pilotar más suave. En ellos fluye con facilidad", apunta Houseworth. Además, el tejano, campeón del mundo de superbike, parece ajeno a los problemas de agarre y con el tren delantero que han martirizado a su compañero, Lorenzo, este fin de semana. "La moto funciona muy bien. De eso podemos dar cuenta", apunta el de Yamaha.

Spies, un piloto agresivo, de los de frenadas fuertes, pero respetuoso en la pista, deja la elegancia para otros y lleva tanto su M1 como la scooter con la que se desplaza por el paddock con los codos bien abiertos, cual adolescente sin complejos. Es espigado y muy delgado. Su cuerpo parece más el de un ciclista que el de un piloto.

Su mejor cualidad, dice Houseworth, es su capacidad de concentración y de anticiparse a lo que puede depararle la carrera a cada giro: "Siempre está pensando en lo que puede ocurrir en las próximas tres o cuatro vueltas". En su segundo año en MotoGP todavía tiene que mejorar en algunos aspectos: "Muchas veces necesita más vueltas, más minutos, para seguir mejorando sus tiempos y entender cómo mejorar la puesta a punto de la moto". Ayer, sin embargo, como el viernes, le costó poco trabajo dominar la tabla de tiempos. Tanto que Lorenzo no tuvo ningún reparo en admitir que su equipo estudiaría los datos del estadounidense por si le ayudaban a mejorar los reglajes de su Yamaha.

Su aterrizaje en el equipo oficial no ha sido fácil -"aquí siempre le piden el 100% y no siempre puede darlo; el año pasado tenía más apoyo de la fábrica", dice Houseworth-, pero está demostrando ser bastante consistente: solo se clasificó por debajo del quinto puesto en el GP de Francia, en el que fue octavo. Sus aspiraciones pasan hoy por no perder la pista a Stoner y aprovechar que sus rivales no están tan cerca como de costumbre y que el australiano, favorito para el título, no debe tomar riesgos: "Si logro mantener el mismo ritmo que él, puedo hacer un gran trabajo".