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Crítica:LO CONTRARIO AL AMOR | Cine
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Excesos de fuego

Javier Ocaña

Si en estos días han visto el cartel de Lo contrario al amor, traten de olvidarse de él. La película no es tan mala como parece indicar ese desastroso objeto de diseño promocional. De hecho, tras dos tercios de metraje más que estimables, el debut en el largo del cortometrajista Vicente Villanueva parece a punto de convertirse en la gran revelación de la comedia española veraniega, entre alicaída y vergonzante, bajo mínimos en tiempos de barato costumbrismo televisivo. Lástima que se derrumbe con un último acto muy por debajo de lo demostrado hasta entonces.

Tras casi una década con cortos de éxito en ciertos circuitos (El futuro está en el porno, Heterosexuales y casados, La rubia de Pinos Puente), aunque excesivamente verborreicos, explícitos y a un paso de la petarda nadería, Villanueva ha ajustado mucho su estilo sin necesidad de abandonar sus peculiaridades temáticas: la actitud de la nueva mujer española ante el sexo, la confusión de opciones sexuales y la familia como elemento (des)integrador. Y lo hace con una comedia romántica mucho más sutil que lo que da a entender su cartel promocional. Así, a pesar de lo resbaladizo de algunas de sus tramas (la cantante en horas bajas que acaba presentando un concurso televisivo de madrugada puesta hasta las cejas, los bomberos sexualmente desorientados...), Villanueva logra frenar los excesos con ironía, agudos dobles sentidos y una puesta en escena con elegantes fuera de campo e incluso algo insólito en el cine español: ¡elipsis en las secuencias de cama!

LO CONTRARIO AL AMOR

Dirección: Vicente Villanueva.

Intérpretes: Adriana Ugarte, Hugo Silva, Guadalupe Lancho, Álex Barahona, Rubén Sanz, Kiti Manver.

Género: comedia. España, 2011.

Duración: 100 minutos.

Sin embargo, tras dos tercios sorprendentes, la película se derrumba un tanto por dos razones bien distintas. La primera, de corte moral(ista), al convertir en algo cercano a un anuncio del Plan Nacional sobre Drogas la incompatibilidad de caracteres de sus dos protagonistas. Y segundo, por la cobardía narrativa en la resolución de la trama secundaria de los bomberos homosexuales, al elegir un atajo infecto, impropio de alguien que parece querer emular a los grandes de la comedia clásica americana.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.
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