Clase magistral con tabla
Los surfistas Rob Machado y Pat O'Conell enseñan a 51 niños en la playa de La Zurriola - Los profesionales detallan algunas técnicas
Rob Machado, una leyenda del surf, miraba ayer impasible a los 51 niños que se acercaron hasta la playa de La Zurriola para recibir una clase del deportista y de su compañero de profesión Pat O'Conell. Sentado en un taburete bajo una carpa en la arena, con abrigo y vaqueros, anotaba en un papel qué tal lo iban haciendo los muchachos. De vez en cuando, un "¡whoa!" escapaba de su boca. La idea, según la marca Hurley, organizadora de la cita, era invertir por un día los papeles: los niños serían los observados, y las estrellas, una vez comprobado el nivel, les enseñarían desde cómo subirse en la tabla a perfeccionar, para los ya iniciados, algunos movimientos.
"¡Es la leche!". Xabier López, de nueve años, enfundado en un traje de neopreno y recién salido del agua, resumía así lo que Machado representa en el mundo del surf. Rodeado de otros competidores de su edad y, una vez terminada la primera manga en la que participó, enredaba en las inmediaciones de la carpa desde la que los profesionales oteaban el horizonte. Su sueño -"¡menuda pregunta!", contestó- es ser profesional.
El objetivo del evento es invertir los papeles entre admiradores y estrellas
Machado: "El surf es el contacto con la naturaleza, con la madre Tierra"
Para Machado, en cambio, cabalgar olas sobre una tabla supone algo más. "Para el que nunca haya hecho surf resulta muy difícil explicarlo", aclaró. "Esto no es como el tenis, que todo el mundo puede, aunque no juegue, entenderlo. Hay una pista y hay que pasar la pelota al otro lado. El surf es el contacto con la naturaleza, con aquello que la madre Tierra nos ha dado", añadió.
Ya fuera por la lluvia o por el resfriado que padecía, Machado, la leyenda, con aire perezoso, no parecía muy dispuesto a mojarse o entrar en comunión con la madre naturaleza. Tampoco daba la sensación de que la curiosidad acabara por tentarle y le empujara a ponerse el neopreno. "Es mi primera vez aquí, en San Sebastián, pero bueno, no es la primera vez que estoy en el País Vasco. He surfeado en Zarautz y en Mundaka, dos sitios magníficos".
Íñigo Martínez de Albornoz, de 15 años, atendía nervioso a los medios de comunicación. Quedó primero de su manga y, con cierto aire de modestia, explicaba sus inicios en el surf: "Aprendí por mi padre, que aunque no es muy bueno, fue el que me ánimo a practicarlo". Ya ha comenzado a participar en campeonatos y, aunque todavía no ha ganado ninguno -"como mucho he quedado tercero"- no descarta probar suerte en un futuro en el circuito profesional. Aunque probablemente antes tenga que convencer a su mentor, es decir, su padre, quien ha decidido quitarle los entrenadores por "las malas notas".
Los que no cejaban en su empeño de convertirse en el Machado del futuro eran Xabier y su cuadrilla, que comentaban: "Hay por ahí una niña de 11 años que ya tiene sponsor". "¿Crees que esto nos servirá para encontrar patrocinador?", preguntaban en referencia al lujo de que por un día uno de sus ídolos les haya visto surfear.
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