El presidente alemán critica la compra de deuda por el BCE
Christian Wulff cree que la actuación es "jurídicamente cuestionable"
El presidente federal de Alemania, Christian Wulff, criticó ayer la compra de deuda soberana por parte del Banco Central Europeo (BCE), que en las últimas semanas se ha dirigido a los bonos españoles e italianos. Ante un grupo de galardonados con el Premio Nobel de Economía reunido ayer en Lindau, junto al Lago Constanza, Wulff acusó a los directivos del BCE de "exceder los límites de su mandato". Para el presidente alemán, la compra de bonos de los Estados con problemas presupuestarios es "jurídicamente cuestionable". Wulff se sube así por sorpresa al carro de los críticos alemanes a la política del presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, y, por ende, a la de la canciller Angela Merkel.
Fuentes del BCE declinaron ayer hacer comentarios al respecto y remitieron a la conferencia de prensa que su presidente, Jean-Claude Trichet, da tras la reunión del Consejo de Gobierno. La próxima está prevista para el 8 de septiembre.
El discurso de Wulff sorprende por varias razones: primero, porque el tono y la dureza de sus críticas no son habituales para un jefe del Estado alemán, cuyas funciones son eminentemente representativas y ajenas al juego político diario. Segundo porque, preguntado sobre su discreción respecto a la crisis de deuda europea, el propio Wulff había explicado hace unas semanas que "el presidente federal no es un árbitro que ande por el campo enseñando tarjetas amarillas y rojas". Tercero, porque el programa de compra de deuda soberana por parte del BCE ya lleva en marcha desde mayo de 2010. No lo criticó entonces.
Merkel, democristiana como Wulff (CDU), dio el domingo 7 de agosto su visto bueno a la actuación del BCE en los mercados secundarios, en un comunicado conjunto con el presidente francés, Nicolas Sarkozy.
Wulff recordó ayer a los 17 laureados con el Nobel presentes en Lindau que "demasiados han ignorado sus cada vez mayores dificultades financieras". Recoge así las preocupaciones de muchos de sus compatriotas, reacios a asumir el riesgo de los rescates a sus socios europeos.
Desde la posición contraria, la vieja gloria de la CDU Helmut Kohl sacó ayer la artillería pesada para criticar la política exterior del Gobierno alemán. Para el que fuera padrino político de Angela Merkel y canciller de Alemania entre 1982 y 1998, "no hay más remedio que ayudar
si no queremos dejar que Europa se rompa". Dijo el europeísta convencido que "carecer de brújula y de voluntad de liderazgo y de estructuración", puede provocar "consecuencias catastróficas".
Merkel ha encajado estos días aún más fuego amigo desde las filas democristianas. La ministra de Trabajo, Ursula von der Leyen (CDU), propuso que los países que obtuvieran créditos europeos los garantizaran con sus reservas de oro y sus participaciones industriales. Merkel rechaza la propuesta.
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