Los inversores de EE UU reducen su exposición a la banca europea
Un informe de Fitch revela que los fondos monetarios estadounidenses han eliminado su posición en títulos bancarios de España e Italia
Las tensiones en la financiación de la banca europea se agudizan. La agencia de calificación Fitch reveló ayer en un informe que los fondos monetarios estadounidenses están reduciendo sus posiciones en el sector financiero europeo de forma acelerada. Con los datos disponibles a finales de julio, los inversores habían reducido un 9% su exposición a la deuda bancaria europea respecto a un mes antes y un 20% si tomamos en cuenta los datos de mayo.
La deuda bancaria europea en manos de estos fondos se encuentra así en su nivel más bajo desde 2008, cuando el pánico desatado por la quiebra de Lehman Brothers provocó, en los meses posteriores, una búsqueda de posiciones de liquidez entre los inversores. La banca europea representa así el 47% de la inversión de estos fondos, frente al 48% registrado a finales de junio y el mínimo del 45,4% de finales de 2008.
El coste de asegurar la deuda del sector ronda los niveles registrados en 2008
Los fondos han reducido, sobre todo, su exposición a la banca alemana (un 22,5% de caída medida en dólares), seguida de la francesa (un 7,2% menos) y la británica (un 7%). Y aunque el descenso ha sido menor proporcionalmente, los inversores de estos fondos han abandonado completamente sus posiciones en la banca española e italiana, dos de los países que más se vieron afectados por la crisis soberana europea el mes pasado.
Entre los 15 bancos con mayor dependencia de los fondos monetarios para su financiación no hay ningún español. La entidad que más depende de estos fondos para su financiación es la holandesa Rabobank (6,6%), mientras que el francés BNP Paribas acapara el 4,3% de la inversión total de estos fondos.
"Los fondos estadounidenses pueden haberse visto afectados por el temor a las consecuencias de una rebaja en la calificación crediticia de EE UU. Si esa es la razón, el dinero debería volver", explica David Cano, socio y director general de Analistas Financieros Internacionales (AFI). "Pero podemos estar ante la profecía autocumplida. Que los fondos hayan rebajado sus posiciones por temor a dificultades de financiación en la banca europea y que su salida provoque, precisamente, esos problemas", remata.
Desde Londres, el analista de banca europea de Morgan Stanley, Huw van Steenis, admitía en una presentación a clientes su preocupación por las tensiones del mercado bancario y, en especial, en las líneas de financiación en dólares de la banca europea, lo que a su juicio "llevará a algunos bancos a reducir balances y los riesgos de una restricción crediticia en los países del sur de Europa están creciendo".
Esos riesgos crecientes tienen su reflejo más evidente en el coste de asegurar la deuda de la banca europea. El credit default swap (CDS) promedio del sector a un año se situó ayer en 345 puntos, niveles similares a los provocados por la crisis de Lehman, aunque significativamente inferiores a los máximos de 418 puntos registrados en mayo pasado. Cada punto de CDS equivale a un coste de 1.000 dólares por asegurar 10 millones de dólares de deuda.
El temor del mercado a que se repitan los peores momentos de la crisis financiera global está llevando a los reguladores a extremar las precauciones. Si la semana pasada era la Reserva Federal de Nueva York la que pedía información adicional sobre la liquidez a los bancos europeos que operan en el país, el mismo camino ha seguido ahora el regulador británico.
Según Sky News, la Autoridad de Servicios Financieros (FSA, por sus siglas en inglés) ha pedido información detallada en especial a dos entidades: Société Générale y BBVA. La entidad española apenas tiene peso en el sistema financiero británico dado que cuenta con una sucursal en Londres, por lo que cualquier petición de información se hace a través del regulador español, de quien depende la entidad. En el caso del Banco Santander rechaza comentar sus relaciones con los reguladores, aunque opera en Reino Unido como una entidad británica y no como extranjera.
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