Detenido un sospechoso de matar a los dos hijos de su pareja
El hombre asesinó presuntamente a golpes a los gemelos, de 10 años, en A Coruña
Un hombre fue detenido ayer en A Coruña acusado de matar a golpes a dos niños gemelos de 10 años, hijos de su compañera sentimental. El presunto homicida, un escayolista en paro, avisó él mismo a la Policía Municipal tras haber destrozado la cabeza de los dos pequeños con un objeto contundente en un piso del popular barrio de Monte Alto, próximo al centro de la ciudad.
Según los vecinos, el hombre, de unos treinta y tantos años, pidió auxilio a los agentes alegando que en la vivienda había dos personas que necesitaban asistencia psiquiátrica, en aparente alusión a él mismo y a la abuela de los gemelos, que también se encontraba en esos momentos en la casa. La jueza ha decretado el secreto de sumario del caso.
La madre estaba trabajando cuando se produjo el doble homicidio
Cuando los agentes locales llegaron a la casa, el presunto parricida, de nombre Javier, se lamentaba: "No aguanto más, no aguanto más...", relataron fuentes próximas a la investigación. La madre, llamada Mar, se encontraba en ese momento en el trabajo, lavando platos en un mesón próximo al domicilio familiar, y fueron miembros de la policía quienes le dieron la noticia. Las autoridades descartaron que el caso tuviera relación con la violencia de género. Tampoco existían denuncias previas de la madre de los dos menores contra el presunto homicida por malos tratos.
El suceso se produjo sobre las cuatro de la tarde de ayer en un edificio de tres plantas en el que fue el primer barrio obrero de A Coruña. La policía acordonó los accesos a la calle y poco después dos psicólogos del servicio de emergencias 112 acompañaban hasta una ambulancia a la abuela de las víctimas. Más tarde bajó el supuesto homicida, cubierto por una sábana y protegido por escudos antidisturbios. Los agentes judiciales abandonaron la vivienda pasadas las siete de la tarde, y el furgón funerario llegó media hora después. Mientras decenas de curiosos esperaban la retirada de los cadáveres, a 500 metros, una mujer se cubría la cara con las manos, horrorizada. Era la propietaria de un bar cercano al mesón donde trabaja Mar desde hace años. Acababa de recibir la llamada de su amiga para que alguien la fuese a buscar al cuartel de la policía de Lonzas, donde había estado prestando declaración.
Mar, de 37 años, tenía un hijo de 18, fruto de un primer matrimonio, que vivía con su padre, y los dos gemelos de una segunda relación, a los que atendía la abuela. Con Javier llevaba aproximadamente un año saliendo. El detenido arrastraba desde hace tiempo problemas psiquiátricos y estaba recibiendo tratamiento especializado, según confirmaron ayer varias fuentes.
"A veces parecía que se le iba la pinza, se quedaba como en blanco", dice David, un joven que fue su compañero de trabajo en una obra cercana, y que ayer se acercó al bar en cuanto conoció la noticia.
En lo que va de año, siete menores han muerto a manos de sus familiares más próximos. El suceso de este tipo más reciente ocurrió la semana pasada, cuando una mujer fue detenida en Alicante como sospechosa de haber asfixiado a su hija de tres años.
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