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Reportaje:Días de diversión

La terna de los despreciados

El cartel de hoy incluye a quienes no logran compartir tarde con las figuras

César Jiménez abrió la puerta grande de Madrid en los pasados sanisidros. Iván Fandiño es uno de los toreros mejor considerados en Las Ventas y por los aficionados de todo el panorama taurino. Sin embargo, esta pareja se ha convertido en un dúo que comparte innumerables tardes en las ferias principales y no logran que se les anuncie en compañía de los considerados figuras. Además, ambos han sufrido sendas cogidas en la plaza de Málaga. La última, César Jiménez en el festejo nocturno del pasado sábado.

Los espadas que componen el denominado G-10 se protegen ante la irrupción de nuevos valores que son capaces de poner los tendidos a su favor. Una estrategia en los despachos por si acaso los toreros no pueden hacer una mejor táctica en el ruedo y los diestros emergentes les vencen en la arena. Ese es el sino de maestros como Fandiño o César Jiménez, el mismo destino que David Mora, quién se hará cruces al verse anunciado junto a Manzanares y Morante mañana en Bilbao en una gran decisión de los rectores bilbaínos.

Cesar Jiménez, al igual que Fandiño, fue cogido en la plaza de Málaga

Es el poder oculto del toreo en la actualidad, donde un grupo de matadores ha decidido protegerse. La causa de esta postura de la que son principales protagonistas El Juli, Manzanares o Perera es que son buenos toreros, pero no son figuras.

Una figura del toreo es quien no rehuye la competencia. Como Paco Camino o Antonio Ordóñez, dos figuras, que pedían la corrida seria cuando venían a Bilbao junto al torero nuevo. Exigían en los despachos, pero su obsesión era demostrar quién era el mejor. Un figura es aquel que llena las plazas con su nombre, que se preocupa por ser conocida en la sociedad y sirve de reclamo para los aficionados. Ante una figura, el empresario debe ceder pero porque abarrota los tendidos. Los de ahora no son conocidos socialmente más allá de los aficionados y demuestran cada día que no son capaces de pasar de dos tercios de entrada ni en Bayona ni en Vitoria. Sin embargo, se autoproclaman figuras, pero el aficionado sensato sabe que no son más que buenos toreros y no llegan a la vitola de figuras.

En la actualidad, solo José Tomás y Hermoso de Mendoza son capaces de llenar los tendidos; el de Galapagar es capaz de abrir periódicos e informativos y de llevar los toros a comentario generalizado de la sociedad.

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Ante este panorama de cartón piedra, que sólo se sostiene al margen del verdadero interés de los aficionados, se presentan matadores que están en un gran momento, pero que no pueden abrirse un hueco en los carteles más deseados de las ferias a pesar de sus méritos en los ruedos.

El sustituto de Iván Fandiño esta tarde, Diego Urdiales, cabe perfectamente en la misma escala que el de Orduña o César Jiménez, con la diferencia de que sus orejas en plazas importantes ya se han repetido varios años.

Los caprichos de los toreros de los puestos altos del escalafón han derivado en que los espadas de esta tarde tengan la oportunidad de lidiar la corrida de Fuente Ymbro, un hierro por el que hace un par de años se pegaban los Juli, Perera y compañía y, sin embargo, ahora la rehuyen porque los toros de Ricardo Gallardo han ganado en emoción y casta. Un cartel más que interesante.

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