Toreando con la senyera
A la fiesta le falta marketing, pensó Barrera, y se sacó del callejón una muleta a rayas rojas y amarillas, que levantó al público de sus asientos, al menos el que sabía que eso no era lo normal. El marketing sirvió para que el público gritara libertad, libertad, pero Barrera puso lo demás. Con su arrojo honró la bandera catalana. Se arrimó, la manchó de sangre, se metió entre las buenas astas del de Valdefresno para sacarle redondos, naturales y muletazos efectistas más que artísticos. Pero al público le gustó su valentía y su interés. El animal le enganchó un par de veces la franela, pero la senyera se mantuvo incólume. Molinetes, manoletinas, todo muy revuelto y rápido. Mató a lo seguro, un volapié descarado para que no se le fuera el triunfo. El público enfervorizado quería las dos orejas, pero el presidente no le dio al sevillano el plus patriótico. Con su segundo que vestía astas como árboles, no se arrugó. El toro acudió de lejos al caballo y a las banderillas y se las vio con la senyera de barrera, que brindó al público la faena, besando la arena y arrodillado. Tras el marketing se enfrentó al astifino peligroso, que se colaba por el lado derecho, le desarmaba, pateándolo el bravo la senyera. Tenía su peligro el toro, pero Barrera quería salir por la puerta grande. Cuando la faena se caía, la levantó otra vez con redondos de rodillas. No le impresionaron las astas a la hora de matar. Se volcó sobre ellas dejando la estocada de la tarde.
VALDEFRESNO / UCEDA LEAL, BARRERA y TEJELE
Ganaderías: los toros de Valdefresno, con buenas astas, dieron juego, excepto el sexto. El cuarto, de los hermanos Fraile Mazas, no desentonó.
Uceda Leal: buena estocada y oreja; en su segundo, dos pinchazos, media, descabello, aviso y aplausos.
Antonio Barrera: descarado volapié y oreja. Estocada entera, aviso y oreja.
Matías Tejele: pinchazo estocada tendida, aviso y ovación. Dos pinchazos, media, siete descabello y silencio.
Plaza Monumental de Barcelona, unos 4.000 espectadores.
En méritos no se quedaron atrás tras los compañeros de terna. Todos triunfaron porque enfrente tenían seis bombones, y ninguno de licor. Pudieron lucirse, se hartaron de dar pases, y de ahí los tres avisos, pero hubo muletazos de mérito, como un redondo de Tejele, tan bonito que pilló de sorpresa al público, por ser el primer pase de su faena, pero que valió por todo ella. Perdió las orejas con la espada. En el que cerró plaza poco pudo hacer Tejele, con un animal que cabeceaba sin cesar. Tejele no pudo correr la mano como en su primero. Una pena. Uceda Leal estuvo bien en sus dos astados, especialmente con el primero, con el que ligó elegantes naturales a un toro que era una golosina y aunque se le quedó blandito en la muleta, fue de menos a más gracias a la insistencia del matador, que conquistó al aficionado. En su segundo, repitió gusto y ganas, pero mató mal. Les faltó maldad para poner más emoción y misterio a una tarde protagonizada por la senyera de Barrera. Como se extienda la costumbre, me veo al Parlament legislando sobre los colores de los trapos.
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