Las exigencias de Finlandia amenazan el fondo de rescate
Salgado rechaza un posible retraso del acuerdo de la UE
La UE alcanzó en julio un trabajoso acuerdo para activar otro plan de ayuda a Grecia (valorado en 109.000 millones) y aumentar las funciones del fondo de rescate. Entre ellas estaba la opción de comprar deuda pública de los países más frágiles. Pero el acuerdo necesita el refrendo de los 17 parlamentos y, mientras este llega, el asedio de los mercados no cesa, hasta el punto de forzar al Banco Central Europeo a adquirir bonos italianos y españoles. El objetivo es culminar el pacto en septiembre, pero las exigencias de algunos países, con Finlandia a la cabeza, lo ponen cada vez más difícil.
"Hay una discusión abierta sobre la protección adicional que quieren algunos países [por su ayuda a Grecia], pero todos debemos tener en mente que eso no puede obstaculiza la aprobación del pacto", señaló la ministra de Economía, Elena Salgado, en una entrevista difundida ayer por la agencia Bloomberg.
El aumento de garantías que piden varios países limita la ayuda a Grecia
El pasado martes, la canciller alemana, Ángela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, renovaron su compromiso para cerrar la ampliación del fondo de rescate de la UE a finales de septiembre. Ese mismo día, fuera de los focos mediáticos, Finlandia y Grecia alcanzaban un acuerdo para facilitar la aprobación parlamentaria del plan de ayuda en uno de los países más reaciones a la iniciativa. Dos días después, el Ejecutivo austriado abría la caja de los truenos al desvelar una cláusula del pacto entre ambos países para blindar el préstamo finlandés.
Tanto la ayuda a Grecia como el fondo de rescate en su conjunto (dotado con 440.000 millones de euros) se articula esencialmente a través de garantías: los países de la zona euro garantizan las emisiones de deuda de un país (en este caso Grecia), que logra así dinero a un coste mucho menor -el que corresponde a un fondo con la máxima calificación crediticia, la famosa triple A-. Poco más del 10% del fondo se desembolsa como capital para blindar ese rating.
La fórmula finlandesa implica que Grecia aceptaría poner un 20% del dinero que consiga de este país en una cuenta del Tesoro finlandés, que invertirá en activos de máxima calificación crediticia. El Gobierno griego no podría acceder a esa parte de la ayuda hasta que concluya el préstamo. El dinero, y los intereses generados, servirían para cubrir las garantías finlandesas en caso de que Grecia no pudiese devolver la deuda emitida.
Finlandia apenas aporta 1.000 de los 109.000 millones con los que se ha dotado el segundo rescate a Grecia., en el que también participa el FMI. Pero el tratamiento privilegiado al Gobierno finlandes pone en peligro el acuerdo global. Holanda, Eslovenia y Eslovaquia se han unido ya a las protestas de Austria, que exige garantías similares.
"La fórmula finladesa no debería considerarse un acuerdo cerrado, no sería la primera vez que un país cambia de posición cuando el eurogrupo se reúne", advirtió Salgado, quien rechazó ningún tipo de dilación en la aprobación definitiva del fondo de rescate por estas exigencias. La ministra española se mostró abierta a elevar la protección a los países que poseen menos títulos de deuda pública griega, pero no de forma unilateral. "Habrá una solución", afirmó.
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