El Camp Nou es otra cosa
El Madrid anuncia cambios en la alineación y un estilo ofensivo mientras Guardiola recupera a las figuras y exige superar el juego desplegado en el Bernabéu
El Barcelona y el Madrid, una vez librada la batalla del Bernabéu, están decididos a corregir el tiro. Así lo anunciaron ayer sus entrenadores, Pep Guardiola y José Mourinho, este último por boca de Aitor Karanka, a quien cedió una vez más su puesto en la sala de prensa. El empate (2-2) en la ida de la Supercopa dejó una sensación de superioridad del Madrid y un excelente resultado para el Barça.
El Madrid anuncia un planteamiento ambicioso, ofensivo. Puede resultar una novedad, sobre todo en comparación con alguno de los últimos clásicos que se han librado en el Camp Nou, en los que se le ha reprochado un exceso de conservadurismo. "Está claro que tenemos que salir a ganar desde el principio", dijo anoche Karanka, poco antes de que la expedición madridista, con 22 jugadores, se trasladara a Barcelona.
Poco después de la comparecencia de Karanka en Valdebebas, Guardiola dio la réplica en Sant Joan Despí. El técnico del Barça expresó con claridad su propósito de enmienda. "La sensación que tenemos es que ellos estuvieron mejor. Tenemos que jugar más frescos, mover más rápidamente el balón". También dejó abierta la posibilidad de contar con el recién fichado Cesc y, por supuesto, con varios de los pilares a los que dosificó en la ida.
Con un fútbol de orfebrería, el Barça chirría cuando le falta físico; cuando las piezas capitales hacen mutis. Sin Piqué en la zaga, la raíz; sin Busquets en el eje, paso fronterizo obligatorio, y sin Xavi, la palanca que mueve el juego, el equipo de Guardiola se vio en el Bernabéu incapaz por momentos de sacar el balón jugado y hasta pareció que se le pidió recurrir al pelotazo. Tampoco se significó Iniesta y menos Keita, por lo que Thiago, valiente, fracasó en el intento. Pocas líneas de pase, menos mezclas y el Barça menos Barça. Mérito del Madrid y de su planificación, de su prioridad, que fue alcanzar la Supercopa con los gemelos ya duros.
Necesitaba un lavado de imagen el Madrid y lo hizo con los mismos jugadores que encajaron cinco goles el curso anterior en el Camp Nou, pero con un planteamiento distinto, el más futbolero que se le recuerda a Mourinho desde su primera época en el Chelsea: líneas adelantadas, presión armoniosa.
Tan envalentonado se encuentra el madridismo que ya busca sitio alternativo de festejo porque la Cibeles está tomada por las Jornadas Mundiales de la Juventud. Y confiado está el Barça, que con bien poco hizo mucho, que recupera la columna vertebral y el toque y cuenta con la versión musculada de Messi.
Es la vuelta de la Supercopa, el primer laurel del curso, y se disputa a partir de las 23.00 porque la UEFA exigió que no coincidiera con los partidos de la última ronda previa de la Champions, que concluirán a las 22.30.
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