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'Toque de queda' comercial en Lleida

El Ayuntamiento prohíbe a las tiendas del centro histórico abrir entre las 10 de la noche y las siete de la mañana para luchar contra los ruidos y la delincuencia

Abdeslam Halim ya no abre su tienda de alimentación, ubicada en el centro histórico de Lleida, más allá de las diez de la noche. Hasta hace unos días lo hacía, acogiéndose a la excepcionalidad de la ley comercial de 2004 que permite alargar el horario de los comercios. Sin embargo, el Ayuntamiento de Lleida ha impuesto un toque de queda desde el 3 de agosto, a los establecimientos que no son bares y restaurantes para evitar los conflictos diarios que vivía el barrio, sobre todo relacionados con la delincuencia, la droga y la prostitución. Como su negocio, medio centenar de locales, todos regentados por extranjeros, están obligados a cerrar de las diez de la noche a las siete de la mañana.

Abdeslam acepta la medida del Consistorio, aunque lamenta que entrara en vigor en pleno mes del ramadán, ya que los clientes musulmanes acostumbran a hacer la compra cuando el sol se pone, explica. "La vida en el barrio empieza sobre todo a partir de las ocho de la tarde, ahora tengo menos clientes y gano menos", se queja. Stefan Teddy, propietario de una tienda de conveniencia, es otro afectado por la prohibición. Se queja de que la medida no se aplique a toda la ciudad. "La guerra solo está en este barrio", sostiene. Teddy advierte de que la venta de alimentos, bebidas y otros productos se trasladará ahora al interior de las viviendas.

Quienes aplauden la medida son los vecinos y la mayoría de comerciantes autóctonos. La presidenta de la asociación de vecinos y comerciantes del Centre Històric, Cristina Armengol, asegura que la prohibición ha mejorado el descanso de los vecinos."Las tiendas que abrían hasta la madrugada causaban muchos problemas de convivencia, ahora hay menos ruido", sostiene esta vecina.

En la misma línea se explica el portavoz de la Plataforma del Pla de l'Aigua, una asociación de vecinos que lucha por la regeneración del centro histórico. Miquel Sabaté afirma que desde que la medida está en vigor, hace dos semanas, los efectivos policiales son más visibles en el barrio. "La policía está encima, por eso se respeta el decreto". Sabaté pide a las autoridades no bajar la guardia y perseguir siempre con la misma contundencia las actividades delictivas del núcleo antiguo, la zona con la concentración más alta de inmigración de Lleida.

Sin embargo, algunos vecinos, como Andrés, propietario de un bar del centro histórico desde hace más de 15 años, se muestran menos optimistas. "No creo que la prohibición mejore la situación. Llevamos muchos años luchando contra este clima de crispación; ahora ya es tarde", se lamenta. Por su parte, Isabel, que nació en el barrio hace 52 años, dice que es "pronto" para ver los resultados de la nueva normativa aunque está convencida de que va a mejorar la convivencia.

El decreto del Ayuntamiento llegó tras el agravamiento en las últimas semanas de los problemas de orden público en el centro histórico. La gota que colmó el vaso fue la agresión de un grupo de inmigrantes subsaharianos que acorralaron y apedrearon a varios policías locales durante un control antidroga a principios del mes pasado.

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La alcaldesa accidental de Lleida, Marta Camps, explicó que la prohibición de abrir durante la noche se adoptó por "razones de orden público y para evitar ruidos". La medida, en vigor hasta el 31 de diciembre aunque prorrogable si es necesario, sigue la recomendación de la Guardia Urbana, que aconsejó el cierre nocturno de estos establecimientos comerciales para reducir los efectos negativos que pueden producir sobre la convivencia y la seguridad ciudadana del barrio.

Los informes policiales destacan que los exteriores de los locales que se dedican a la venta de alimentos y bebidas "son un punto de encuentro nocturno de personas que consumen en la vía pública hasta altas horas de la madrugada". Los informes se complementan con todas las actuaciones que, en horario nocturno, ha realizado la policía municipal en el último año y medio en el casco antiguo: un total de 237, principalmente por molestias y peleas relacionadas con la apertura de comercios por la noche.

En las últimas semanas se han intensificado las labores de inspección de parte del centenar de comercios que se encuentran en el casco antiguo leridano. De momento, de estos trabajos se han derivado la apertura de 17 expedientes informativos, de los cuales en ocho se ha propuesto un cierre cautelar del negocio por graves incumplimientos de la normativa. La mayor parte de las infracciones consiste en no adaptarse a la licencia que los establecimientos tienen otorgada, ya que venden productos para cuya venta no están autorizados y en incumplimiento de la normativa de salud pública.

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