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SAN SEBASTIÁN 2016 | Días de diversión
Columna
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Estoy enamorado de ti

Odón Elorza

No lo puedo ocultar. Hasta mi mujer lo sabe. Estoy enamorado de mi ciudad. Y ahora mas que nunca. Pero no porque sea Semana Grande, noooo! Tras la inesperada derrota electoral -algo hice muy mal- y el posterior desalojo, he empezado a disfrutar sin traumas lo que ella me ofrece con generosidad. Es como si Donosti me estuviera devolviendo lo que hicimos por ella de modo enfermizo durante 20 años.

Empecé a amarla cuando descubrí mi orgullo de donostiarra en la Tamborrada Infantil del 64, cuando salí con el Colegio Corazonistas de Mundaiz. Orgullo que crece con la designacion de Capital Europea de la Cultura 2016, aunque la autoridad local competente no decore la ciudad con tal motivo. No es su prioridad. Luego he repetido la participación hasta 19 veces, de ellas 10 siendo alcalde. Pero fue mi aita quien me educó en el sentimiento donostiarra. Por eso participé en las comparsas de Caldereros y en las Tamborradas de la Sociedad Umore Ona de mi barrio, Gros, para celebrar las fiestas de San Ignacio. Casi al mismo tiempo me convertí en un crío forofo de La Real, justo en aquel año de los sesenta en que subió a Primera en Puertollano.

Recomiendo usar las plazas para lo que no podemos hacer el resto del año

Quizás por esos antecedentes el santo que marginan los bildutarras, el que se expone en la fachada de la Basílica de Santa María, ayudó a un no creyente a ocupar la alcaldía.

De joven viví la Semana Grande intensamente, en la calle y en los pubs hasta los amaneceres playeros. Eran tiempos en los que el programa festivo era pobre de solemnidad. Para esta fiesta del verano'11 recomiendo desinhibirse y usar las plazas para lo que no podemos hacer el resto del año. Poner ganas para bailar, disfrutar y reír colectivamente. Tenemos un montón de escenarios para demostrar que no es cierta esa leyenda fabricada por los que nos tienen envidia que señala que los donostiarras somos sosos y que nos conformamos con ver los fuegos artificiales, abrir la boca como muestra de admiracion y de seguido pegarle una chupada con la lengua o un mordisco con los labios al helado de cucurucho. Me lo pido de chocolate negro con trocitos de naranja. No los hay en Bilbao.

Hablando de amor, ayer, una vez más, la factura del restaurante Viento Sur sumaba 69 euros. Esto es un infierno, no puede ser, grité desesperado. Cuestión de amor.

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