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Crónica:Días de diversión
Crónica
Texto informativo con interpretación

El frío rey de la fiesta donostiarra

San Sebastián se vuelca en el binomio helado y fuegos artificiales - Nadie sabe cómo se instauró la tradición

Lo de los helados en San Sebastián da para un estudio sociológico. Si se asocia en muchos ugares al calor, ¿cómo es posible que en esta ciudad, con una clima no muy agraciado, se despachen como si tal cosa a lo largo de todo el año? Los helados viven estos días su momento de esplendor: el binomio cucurucho-fuegos artificiales constituye una tradición inquebrantable de la Semana Grande, pero no por costumbre deja de ser en cierto modo inexplicable. "Yo no lo entiendo, la verdad. Soy italiana, vengo del país donde se inventaron los helados. Flipo. Ver tanta gente en una heladería...", explica Federica, una de las encargadas de la Heladería Boulevard, con tres establecimientos en la ciudad, en uno de los cuales no es difícil ver colas de gente esperando a ser atendidas.

"Flipo al ver tanta gente en una heladería", explica una dependienta

Nadie sabe cómo llegaron, pero sin su masiva presencia las fiestas y el ADN donostiarra serían otra cosa. Linda Arnoldo, italiana, responsable del establecimiento que lleva su apellido se aventura a dar una explicación. "Todo fue culpa de mi padre. Todo empezó con él, porque tuvo la primera heladería buena", aclara sentada en una mesa de su establecimiento. Componen su negocio, abierto en 1935, una tienda y un obrador. "Vinieron unos amigos de mis abuelos, la mujer se puso enferma y entonces volvieron a Italia y no sé que hablaron con mis abuelos que al final fueron ellos los que decidieron quedarse en San Sebastián. No sé por qué, pero aquí se quedaron". Desde entonces tres generaciones de arnoldos han regentado la heladería de la calle Garibai, sin contar la cuarta, la de sus bisabuelos, que llevaron su buen hacer hasta Austria.

Linda, en cambio, no se extraña, si por ejemplo, un 10 de noviembre -solo cierra en enero y febrero al igual que otras heladerías, mientras otras permanecen abiertas todo el año porque en San Sebastián, aunque con altibajos, nunca faltan clientes-, alguien franquea las puertas de su establecimiento y le pide un cucurucho. "La mayor cantidad de heladerías está en Holanda y Alemania, en países fríos. En el norte de Italia lo mismo, porque el helado en realidad tiene calorías y te da calor. No tiene nada que ver con si hace frío o calor", zanja.

La demanda ha provocado, entre otras cosas, que haya heladerías puerta con puerta sin que a simple vista el negocio parezca resentirse por la competencia. Lo del sabor también parece tradición. Los establecimientos consultados no dudan: triunfa el chocolate y destacan como consecuencia de la adicción al cucurucho una alta calidad del producto. "Los helados de aquí no tienen nada que envidiar a los de Italia", apunta Federica.

Otro tanto parece opinar Iñaki, uno de los responsables de la heladería Oiartzun, con casi 30 años de experiencia. "Cuando los estadounidenses prueban el de coco no es difícil escuchar Oh my god!", indica para enumerar a continuación una amplia variedad de sorbetes de frutas naturales: "Pera, plátano, manzana, mango..."

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