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Los ganaderos lácteos acumulan deudas por 720 millones de euros

Unións Agrarias calcula que el rural gallego debe 720 millones

De la palabra crisis, los ganaderos lácteos de Galicia se conocen todos los matices. También se saben todos los secretos de hacer cuentas al borde de la quiebra. Son años ya de precios hundidos, por debajo del coste de producción y, a pesar del ligero repunte de precios en tiempos de recesión económica, en el horizonte aparece un nuevo atranco: las cuotas lácteas fijadas por la Unión Europea para controlar la producción desaparecerán en 2015. El sector será más abierto y la competencia más feroz. Anxo Dono tiene claro que si entonces quiere que su explotación sobreviva, debe invertir ahora en su ampliación y modernización. Él es uno de los ganaderos lácteos endeudados en un campo gallego que apenas genera ingresos. El sindicato Unións Agrarias cifra la deuda media de cada explotación en 60.000 euros. La cantidad global, ya que en Galicia hay unas 12.000 granjas productoras, asciende a 720 millones.

Los créditos son necesarios para mejorar unas granjas poco competitivas
La leche mueve mucho dinero, pero apenas deja beneficios

Como en toda media, el reparto se aleja de la realidad. El crédito de Dono, por ejemplo, suma 130.000 euros. En contra de la corriente, se arriesgó con la explotación familiar, compró junto a un hermano parte de su herencia y se endeudó, por primera vez, para adquirir más cuota y montar una sala de ordeño. De 50 vacas pasó a 100 y, con lo que le paguen por su leche debe pagar al banco durante 15 años con el 6% de interés. "Lo hacemos todo en base a como quedará el sistema en 2015. Si no estamos preparados nos pilla a velas vir. No llegamos, y hacer la inversión lleva tiempo", explica. Cada año entre 1.000 y 1.200 ganaderos de leche piden planes de mejora ante la Consellería de Medio Rural -ayudas para amortizar los créditos- para ampliar las instalaciones o comprar maquinaria y sobre esos créditos calcula Unións Agrarias la deuda. Por eso, a esos 720 millones hay que sumarle aún los datos de compra de cuota, que permite aumentar el volumen de leche que produce la granja.

El sindicato Xóvenes Agricultores (XX AA) no se atreve con un cálculo "demasiado complicado", aunque sí apunta que el índice de endeudamiento "es bastante alto". "Hay que ser competitivo, actualizar las explotaciones y la maquinaria para tener más producción", explica el secretario general de XX AA, Francisco Bello. Para la secretaria de Desenvolvemento Rural del Sindicato Labrego Galego (SLG), Ana Rodríguez, las inversiones "considerables" para que crezca la explotación significan muchas veces "trabajar más para ganar lo mismo". La intención de Víctor Bello es que su granja de Trazo aumente la producción, pero que se mantengan las costes fijos. Cree que es la única forma para sacarle rendimiento a esta forma de vida. "Tomar la decisión de ampliar, con el precio que se está pagando [por litro de leche]. No hay otra salida", dice. Hace 15 años que comenzó su proyecto con 16 vacas -"hoy sería imposible", dice- y 50.000 kilos de cuota, así que sus primeros créditos fueron para poder producir más leche. En total, pidió más de 360.000 euros.

Con un negocio que mueve mucho dinero pero apenas deja ganancias, el pago único de ayudas que da la Unión Europea a los ganaderos al final de cada año, se reserva para pagar las amortizaciones del crédito durante el año, indica Rodríguez. Es el caso de Víctor Bello. Los 20.000 euros que recibe de ayudas europeas no llegan para pagar los 2.300 euros que cada mes le devuelve al banco. Después de pagar gastos de pienso, forraje, veterinario, seguridad social o luz, entre otros, "apenas queda un sueldo para dos". A Bello, que es cotitular de la propiedad junto a su mujer, le parece "irreal" que de 250.000 euros que factura en su explotación cada año les queden, a los dos, unos 12.000. "Es triste", lamenta. El resultado es similar para Dono. En su explotación se mueve menos dinero cada mes, pero de los 15.000 que le pagan -una de las empresas que dan más de 30 céntimos por litro- "al final de mes quedan 300 o 500", a repartir entre dos familias. Para estirar, cuentan, se retrasa lo que se puede el pago a las empresas de servicios, como las de ensilado y se respeta más a las de piensos "porque si no pagas en 60 días ya no te sirven más". Ahora, los productores que se quieran endeudar lo tienen difícil. "Los bancos ya no dan créditos a nadie".

"La gente del campo es pagadora"

"La gente del campo es pagadora", define Francisco Bello. La insolvencia en los pagos de créditos de las explotaciones gallegas está en un 2,5% frente al 6,5% general, apunta Unións Agrarias y corrobora Ana Rodríguez del SLG. Pero aunque los préstamos se devuelvan "eso no soluciona el problema de base", el alto coste de producción que apenas da margen de beneficio. "No se puede optimizar más", dice Víctor Bello. Ajustan los precios de producción, pero afirma que todo tiene un límite. "No le puedo quitar más cosas a los animales sin comprometer la calidad de la leche", explica. Y repite que un producto de 50 céntimos no puede ser el mismo que uno de un euro. Cuando eran sus padres los ganaderos, hace 20 años, el litro de leche se pagaba 5 céntimos por encima de lo que se recibe ahora, mientras que el pienso costaba la mitad. "Imagina un trabajo con un sueldo de hace 20 años rebajado en un 3%. ¿A dónde vas? La leche debe ser de las pocas cosas que no adquirió valor en 20 años", resume.

Los ganaderos critican la perversión de un sistema de pago, el del sector lácteo, en el que el precio está fijado desde arriba. "En ningún sitio voy a comprar y decido yo el precio. Aquí las empresas empiezan desde arriba, deciden cuanto van a ganar con un litro de leche y luego le van quitando los costes de distribución, envasado, transporte... y cuando llegan al productor dicen: 'Toma, 27 céntimos', que es lo que les sobra". Para los ganaderos, tres céntimos marcan la diferencia entre la rentabilidad y la bancarrota.

Con unos 34 céntimos comienzan a "pagar gastos" cuando para una familia consumidora, estima, supondría desembolsar 1,80 euros al mes.

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