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Reportaje:

China teme el contagio

Una nueva recesión en EE UU o Europa frenaría el crecimiento del gigante asiático

El pasado martes, el primer ministro chino, Wen Jiabao, hizo un llamamiento a los países afectados por la crisis de la deuda para que adopten "políticas fiscales y monetarias concretas y responsables". Fue la primera declaración realizada por el Gobierno sobre la espantada sufrida esta semana por los mercados globales tras la decisión de la agencia Standard & Poor's (S&P) de degradar la deuda soberana estadounidense y el empeoramiento de la situación en Europa. Antes, la prensa oficial había arremetido contra Washington por lo que llamó su "adicción a la deuda" y había advertido que la rebaja de S&P podría ir seguida de nuevos recortes "devastadores" de la calificación de riesgo y turbulencias financieras globales si Estados Unidos no aprende a "vivir en la medida de sus medios"; pero la salida a escena del primer ministro revela la profunda preocupación que late en Pekín por la pérdida de valor de sus inversiones y las consecuencias que una recesión global puede tener sobre China, cuya economía depende en gran medida de las exportaciones.

El PIB crece a un ritmo del 9,5% en el segundo trimestre
La inflación escaló hasta el 6,5% en julio, su nivel más alto desde 2008

"Pedimos que los países pertinentes adopten políticas monetarias y fiscales responsables para recortar sus déficits fiscales y gestionar de forma adecuada sus problemas de deuda; garantizar el comportamiento estable de los mercados globales y mantener la confianza de los inversores", dijo en una reunión del gabinete de gobierno, según los medios locales. "Actualmente, los mercados financieros están muy turbulentos y las incertidumbres están impidiendo la recuperación de la economía mundial".

A diferencia de otras dos ocasiones en julio, cuando hizo hincapié en que la prioridad era domar la inflación, esta semana Wen solo ha afirmado que Pekín debería "hacer todo lo posible para contener las subidas de precios" y al mismo tiempo "mantener un crecimiento económico constante y relativamente rápido".

Lo dijo horas después de conocerse que la inflación alcanzó el 6,5% en julio -el valor más alto desde junio de 2008- y la producción industrial ralentizó ligeramente su crecimiento al 14%, frente al 15,1% en junio. "Hasta ahora, la economía china sigue manteniendo un buen ritmo de crecimiento y las políticas macroeconómicas muestran un efecto positivo", señaló, para advertir a continuación sobre la necesidad de mantener alta la guardia ante los riesgos en alza de unos mercados tensos y las oscuras perspectivas económicas mundiales.

La balanza comercial china alcanzó un superávit de 31.480 millones de dólares en julio, gracias a un aumento del 20,4% de las exportaciones, que llegaron a 175.130 millones de dólares, mientras las importaciones subieron un 22,9%. Sin embargo, algunos expertos creen que la falta de confianza de los consumidores en Estados Unidos y Europa pasará probablemente factura a China en los próximos meses, aunque si toma medidas adecuadas para impulsar la actividad, el país asiático podría animar la recuperación global.

El alto valor de la inflación registrado en julio podría incitar a los responsables económicos chinos a elevar de nuevo los tipos de interés, pero esto supondría un lastre para la actividad económica en un momento de incertidumbre. China Securities Journal, una publicación dependiente de la agencia de noticias Xinhua, ha descartado que se produzca una rápida subida de tipos, pero ha puntualizado que el banco central podría tomar medidas más adelante. "A corto plazo, la política monetaria entrará en una fase de silencio, y la alta inflación no disparará una inmediata subida de tipos en China". Pekín ha elevado tres veces los tipos de referencia y seis veces las reservas que deben tener los bancos este año, pero los economistas chinos consideran que ha llegado el momento de cambiar de táctica porque, según creen, la presión de los precios ha alcanzado su máximo y bajará en los próximos meses.

La Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo (CNRD) -órgano responsable de la planificación económica en China- cree que Estados Unidos suavizará de nuevo su política monetaria y llevará a cabo una tercera ronda de compra de activos, que espolearía la inflación global y el flujo de dinero caliente hacia el país asiático. El organismo chino piensa que la Reserva Federal podría adquirir más bonos del Tesoro estadounidense, y esto, según dice, afectaría directamente a China. "Si Estados Unidos implementa nuevas medidas de relajación (monetaria), estas podrían empujar al alza los precios de las materias primas, lo que significaría inflación importada (para China)", afirma la CNRD.

El Gobierno chino no ha sugerido que esté al corriente de los planes de la Fed, pero cuando esta dio el mismo paso en noviembre pasado, mostró su descontento y acusó a Washington de exportar inflación. Lo mismo argumentó el miércoles pasado. Pekín asegura que podría producirse "un flujo de dinero caliente hacia los países en desarrollo, incluida China" y que "el aumento de fondos especulativos" haría más difícil controlar la inflación en el país asiático.

La economía china creció un 9,5% en el segundo trimestre respecto al mismo periodo del año pasado, lo que supone tan solo una ligera desaceleración frente al 9,7% del primer trimestre. En 2010 subió un 10,3%. El Fondo Monetario Internacional (FMI) predijo en junio que China crecerá un 9,6% este año.

Algunos expertos consideran que la fortaleza de la segunda economía del mundo, la resistencia mostrada por la japonesa después del terremoto y el tsunami del pasado 11 de marzo y la demanda doméstica pueden mitigar los efectos en Asia de la crisis de la deuda en Estados Unidos y Europa. Afirman que la región tiene suficiente liquidez de momento, pero que esta depende de fondos en dólares muy volátiles que han buscado mayor rentabilidad y de la misma manera podrían retirarse rápidamente.

Récord del yuan frente al dólar

El yuan alcanzó el jueves el valor más alto respecto al dólar en los últimos 17 años: 6,3895. Según los expertos, se vio impulsado por el rebote del superávit comercial chino y el menor interés de las autoridades de Pekín por acumular divisas extranjeras, dada la debilidad estructural del dólar.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) afirmó el mes pasado que un yuan más fuerte ayudaría a estabilizar la economía global, así como a mantener los esfuerzos del Gobierno para contener la inflación y equilibrar la economía para hacerla más dependiente del consumo doméstico y menos de las exportaciones.

El Diario de Información Económica chino ha asegurado esta semana que Pekín podría ajustar su política de divisas para poner menos énfasis en el valor del yuan respecto al dólar. El banco central del país asiático compra dólares para limitar la subida de su divisa. Esta práctica ha convertido a China en el mayor poseedor de bonos del Tesoro estadounidense. El país asiático tiene unas reservas de divisas extranjeras de 3,2 billones de dólares, de las cuales dos tercios son en el billete verde; 1,2 billones están invertidos en deuda del Tesoro.

Xia Bin, consejero del banco central, ha asegurado en la prensa local que Pekín debería evaluar urgentemente los riesgos derivados de ser el mayor inversor en deuda estadounidense y acelerar la diversificación de sus reservas. Xia ha afirmado que China debería utilizar sus cuantiosas divisas extranjeras para incrementar las reservas de oro y otros metales preciosos, y ha insistido en que debería globalizar el yuan.

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