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INTIMIDADES

Otras delicias

El caviar iraní, la trufa blanca, la carne de Kobe, el pez globo, la sal de la isla de Laeso, los restaurantes de una sola mesa, la cocina sensorial, en la que te vendan los ojos, y para los más caprichosos menú degustación en globo aerostático. Me contaban que en un parisino restaurante de la plaza de Athenée, cuando pides un té sacan un carrito con pequeños arbustos y cortan hojas frescas para hacerte la infusión. Delicias -quizá algo caras- de la vida, pero delicias desde luego. Sin renunciar a la posibilidad de disfrutar en algún momento de tan exquisitos platos y delicada atención, pienso en cosas más plebeyas: una copa de vino al llegar a casa. Uno de siete euros la botella ¡nada menos! El mar mojando nuestros primeros pasos más allá de la caliente arena. El sudor cayendo a gotitas sobre la enorme espalda del socorrista. Sí, sí, ¡por supuesto! no todo van a ser exquisiteces y romanticismo, que la vida está llena de cosas mundanas de lo más imprescindibles: tirarse de bomba a la piscina, beber del brick a pie de nevera, la pizza fría, o cortarse las uñas de los pies. Raro, lo sé, pero, ¡venga!, todos nos hemos sentido reconfortados y mirado enorgullecidos nuestras cuidadas extremidades. Y personalmente, prefiero una mesa inmensa, porque no hay mayor placer, amén de gratuito, que compartir.

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