El 'efecto Papa' regresa a Valencia
La visita de Benedicto XVI a Madrid llena la ciudad de peregrinos
Valencia acoge estos días a miles de jóvenes católicos antes de que viajen a Madrid a ver al papa Benedicto XVI la semana que viene. Hasta entonces, la archidiócesis ha organizado un pequeño encuentro en Valencia con decenas de actividades. Ayer se celebraba la recepción oficial y la plaza de la Virgen bullía de actividad. El arzobispado ha instalado un escenario enorme delante de la basílica y ofrece teatro, conciertos y oración en común. Las guitarras y las banderas hacen lo demás.
Por la tarde, un centenar de peregrinos peruanos bailaban en la plaza el dayanú, una danza hebrea que da gracias a Dios todo el rato "por todo lo que da". Así lo explicaba el sacerdote Mariano, ingeniero industrial, que antes era ateo y llegó un día en que se puso el alzacuello. "Encontré en Jesucristo la salvación", explicaba. Mariano encuentra razonable que la visita de Joseph Ratzinger cueste decenas de millones de euros en concepto de viajes, cesiones de terreno, sanidad, seguridad y demás. Juanjo, que ha venido de Oliva a pasar estos días, también se mostraba partidario de la visita de Ratzinger y andaba algo incómodo por la marcha laica que se organiza en Madrid en protesta por el encuentro religioso. "Entiendo que se quejen, pero no veo el fundamento porque del Estado no va a salir ni un duro", argumentaba. Maricruz y Maricarmen, valencianas veteranas, se habían acercado a la plaza a ver el teatro de las 17.00. "Está todo muy animado", comentaban, "tendría que haber más juventud, que no toda la juventud es mala".
En eso apareció el arzobispo, Carlos Osoro, y una se acercó a besarle el anillo. Cuando volvió apuntó que "el arzobispo huele bien" y justificó que los párrocos "normalmente no huelen así, a colonia". "El nuestro sí", matizó la otra. Hablaban de la Iglesia, del creciente desapego juvenil que reflejan las encuestas y admitieron que si vieran al Papa le dirían que "la Iglesia debería modernizarse, no ser tan conservadora". Maricruz apuntó que el aborto no, "por supuesto que no" y Maricarmen reclamó a los prelados que se dejen de "comodidad" y "vivan con el pueblo". Osoro, entretanto, se fue con su teléfono táctil a tomarse una horchata al fresco de una terraza. Su delegado de Juventud, Óscar Benavent, se refirió, antes de unírsele, a los párrocos madrileños que han cuestionado el encuentro en plena crisis económica: "Con mis impuestos ayudo a mucha gente. No tengo cáncer pero me encanta colaborar con los que están enfermos", razonó.
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