_
_
_
_
Lla paradoja y el estilo | gente
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Medusas, pitufos y primas Riesgo

Boris Izaguirre

Vendrá el Papa y encontrará un país muy distinto al de su última visita. En Madrid le recibirán pitufos e indignados. Los pitufos en los carteles de su película, y que por cierto entre ellos solo hay una mujer, que es un pitufo con peluca y taconcito. Una diablura que el pontífice verá agradablemente, porque él también está acostumbrado a moverse en un mundo mayoritariamente masculino, sin cuotas ni taconcitos. Los indignados, en cambio, le sembrarán de dudas: ¿Debe nombrarlos en su misa o ignorarlos?

El Papa atisbará calles bloqueadas por furgones, helicópteros que vuelan en la noche, Madrid convertido en un Apocalypse now. Se encontrará con funcionarios que acortan vacaciones y Concejalías de Medio Ambiente que lucharon por silenciar a los gais, pero no imaginaron que los indignados harían mucho más ruido. Vendrá el Papa y analizará que la princesa Letizia ha optado por enseñar menos sus hombros y enfrentar la crisis con unas manoletinas y sandalias joya, quizá una señal de que los tacones serán cosas más propias de las primas Riesgo, que no son familia pero cada vez más familiares.

Las primas Riesgo, antes buenorras, se han hecho cómplices de los especuladores
A este paso, Jennifer López no va a encontrar mercados donde invertir

El Papa no va a oír hablar de otras primas durante su presencia en nuestras calles. Antes, las primas Riesgo eran unas buenorras que fumaban de esto y de lo otro y que podían enseñarte cosas. Ahora se han hecho cómplices de los especuladores que muchos bancos creyeron conveniente amparar y fomentar en los últimos años. Para el Papa, como para el Gobierno, las primas Riesgo son unas ateas aterradoras que pueden convertirnos en Argentina antes de que termine este tango. Que afearán el gasto que conlleva su visita, transformándola también en un riesgo.

Benedicto XVI viene a un encuentro con la juventud. Y hay sobre todo jóvenes entre los indignados. La misa delante de Cibeles el día 16, ¿los reunirá a todos? ¿Conseguirán los indignados que el Papa se apiade y rebaje algo el coste de su visita? ¡Vaya panorama para un encuentro espiritual! Afortunadamente, en los museos de Madrid han decidido exhibir obras sagradas para que el pontífice, si tiene un tiempito, pueda ver algo que no le recuerde que vivimos instalados en el lado oscuro. Quizá contemplando esas imágenes le vengan metáforas que impartir en su discurso para aquietar a los indignados. Si esto sucede, quienes se indignarán serán Rubalcaba y Rajoy al ver cómo el Papa se queda con todo: las protestas, las propuestas, los indignados y los pitufos.

Otro mar de indignación es el mar Menor, infestado por una plaga casi bíblica de medusas. Son más de 60 millones y se agrupan en distintas especies. La más popular es la llamada huevo frito, que pica pero no agrede, más como los pitufos, menos como las primas Riesgo. En el Madrid de los no indignados triunfa un restaurante cerca del estadio Santiago Bernabéu, decorado por medusas reales. Flotan, abstraídas en su perenne coreografía de filamentos mientras los comensales se quejan del ruido y las vestimentas de los manifestantes. Se puede establecer un paralelismo entre las medusas y las primas Riesgo. Ambas son peligrosas, agreden, pero al final tienen un efecto depurativo. Las medusas dejan el mar más limpio, las primas Riesgo nos abren los ojos al horror de nuestros delitos blancos.

Pasará la visita del Papa y el verano mantendrá su empeño en generar parejas imposibles. Hugh Jackman y yo aparecemos en las páginas de la revista Cuore. Llevamos el mismo bañador, marca y modelo. Es la primera vez que coincidimos. Mientras él ofrece esa musculatura que se sale de las páginas, yo acompaño a Rafa Sánchez, líder de La Unión, en un momento excursionista durante el cual Rafa olvidó su bañador y al estar en Menorca optó por el naturismo. La revista, con razón, se queja de la disparidad estilística que ofrecemos. Como viene el Papa, a él le colocan una medusa, no tóxica, en sus partes. Afortunadamente, no protagonizamos un argg!, o sea, que se trata de un pequeño milagro moderno.

Al otro lado del Atlántico, Obama cumple 50 años, la única cifra redonda estos días para él. Lo ha celebrado repartiendo hamburguesas en Washington y viajando a Chicago, al son de la banda del mismo nombre. Por cierto, ¡qué resistencia tienen las bandas rock! Sobreviven a todo, seguro que también pueden contra las primas Riesgo. Los Eagles reaparecieron en la boda de Alberto de Mónaco, los Chicago en el cumple de Obama.

Las parejas pop no duran tanto. Allí están Marc Anthony y Jennifer López, poco a poco arrojando luz sobre las razones de su ruptura. No hubo primas Riesgo, pero sí dinero. La López va a recibir 20 millones de dólares como jurado de un reality cazatalentos. Anthony ha demostrado ser mal inversor. Se le ocurren películas que no se distribuyen. Jennifer, que en el 2000 fue la reina del gasto, ahora se reconvierte en imagen del ahorro. Pero al paso que vamos, Jennifer no va a encontrar mercados donde vender ni invertir. Serán más rápidas sus reinvenciones que la recuperación de la estabilidad. No pasa nada, vamos acostumbrándonos a sobrevivir sobresaltos. Se salvó el dólar, se calmarán las primas Riesgo, Madrid conseguirá una tregua antes de la visita del santo padre e indignados, pitufos, princesas y concejales comulgarán en paz.

Jennifer López, en una imagen promocional de su videoclip <i>What is love?</i>
Jennifer López, en una imagen promocional de su videoclip What is love?GTRESONLINE

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_