Historia e imaginación

Decir fulgurante es poco para definir este libro que no cesa de arrojar luz sobre la Revolución de Octubre, sobre la novela como artefacto y sobre la vida y la historia en general. El neoyorquino Ken Kalfus (1954) ya llamó la atención con Un trastorno propio de este país por su visión del 11-S y ahora aparece en español esta espectacular reclamación política y lírica. Jugando con el parpadeo semántico que ilumina la instrucción pública, The Commissariat of Enlightenmentes, una original y valiente interpretación de lo sucedido en Rusia en los tres lustros que separan la muerte de Tolstói, en 1910, de la de Lenin en 1924. Si el mítico apeadero de Astápovo, en las afueras de Tula, ha sido recreado hasta la saciedad por ensayistas y narradores de todo el mundo, las tensiones entre Lenin y Stalin no han sido menos manipuladas por la imaginación de teóricos e historiadores. Nadie, sin embargo, había sido capaz de unir ficción y crónica histórica de una manera tan radical, convirtiendo a los dos patriarcas en polos de una ingeniosa intriga entre el embalsamador Vorobiov, el mismísimo Stalin y un personaje esencial, Astápov, que llega para quedarse en el imaginario del lector y resulta el auténtico eslabón perdido entre la utopía socialista y la praxis soviética. El cine es el otro gran protagonista de este experimento de vanguardia que nada tiene de experimental. Con las metamorfosis del camarada Astápov el viejo eslogan que definía el comunismo como la suma del poder soviético más la electrificación de Rusia cobra todo su sentido. Esta novela, deslumbrante y llena de humor, alerta contra los efectos perversos de la manipulación y la propaganda, dentro y fuera del ámbito socialista, y aporta una visión en todo caso más creíble y serena que algunos manuales de historia.