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El COE refrenda Madrid 2020 y quita hierro a la división política

"No es una oportunidad, es la oportunidad", acuñó a modo de lema preolímpico el líder socialista, Jaime Lissavetzky. Lo hizo suyo después el vicealcalde, Manuel Cobo, en su cerrada defensa ante el pleno municipal de la conveniencia de que Madrid compita por organizar los Juegos de 2020. La moción fue aprobada ayer con los votos de PP (31 escaños) y PSM (15), la oposición cargada de dudas de IU (6) y la oposición cargada de certezas de UPyD (5). El alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, se apresuró entonces a telefonear a Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español, que poco después anunciaba la aprobación "por unanimidad" de la candidatura, el trámite previo a su presentación al Comité Olímpico Internacional antes del 29 de julio. Blanco repetía, exultante: "Esta no es una candidatura más, esta es la candidatura". "Podremos convencer a los partidos que no dieron su apoyo de que los Juegos siempre aportan beneficios económicos", añadía. No será fácil.

"Lo fácil sería votar que sí y dejarnos llevar por la aventura", argüía horas antes, en el pleno, el líder de UPyD, David Ortega. En su opinión, los Juegos requieren de una fuerte inversión que, en casos anteriores (citó, por ejemplo, Barcelona), legó una abultada deuda. Lissavetzky lo aceptó como un caso perdido: "UPyD se opone por definición, punto y final, no pasa nada". Cobo abundó: "UPyD desea que no nos den los Juegos". Y le espetó a Ortega: "¿De verdad usted cree que los Juegos fueron malos para Barcelona? Su gran error es mirar solo la deuda, y no lo que se obtiene con ese dinero".

La 'fórmula Lissavetzky'

Socialistas y populares distinguieron la postura de UPyD de la oposición de IU. El líder de esta coalición, Ángel Pérez, explicó que "entiende los argumentos" a favor, y se comprometió a "no poner palos en la rueda" a pesar de que "el proyecto colectivo de Madrid debería centrarse en el empleo".

En opinión de Pérez, "los 20 millones no impedirán el desarrollo de Madrid". Sin embargo, ese gasto (la mitad que en el anterior intento) preocupa a PSOE y PP, no por su cuantía sino por cómo será interpretado por la ciudadanía. El escenario ideal pasa pues porque el dinero provenga de patrocinadores. Para ello, Lissavetzky propone que, como se hizo con la candidatura ibérica para organizar el Mundial de 2018, el Gobierno central habilite incentivos fiscales a los mecenas olímpicos. Así, aquellas empresas que invirtieran en Madrid 2020 podrían deducir luego hasta un 40% de esas cantidades.

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