"Trabajar con multinacionales es como estar casado"
Mientras atiende a la prensa desde el teléfono de su casa en Massachusetts (Estados Unidos), Lloyd Cole busca hoteles para su gira europea. La tournée española le ha dado muchos dolores de cabeza: recaló ayer en Cartagena en el marco del festival La Mar de Músicas, esta noche llega a Madrid, dentro del ciclo Los Veranos de la Villa, y proseguirá el jueves con una actuación en el Festival Portaferrada en Sant Feliu de Guíxols, para culminar el viernes en San Sebastián, dentro de la programación de Jazzaldia. "Es realmente complicado montar esto. Lo tengo que hacer yo, porque es la única forma que tengo de ser rentable. Estoy intentando que los chicos de la banda aprendan a hacer estas cosas, pero no hay manera. Y eso que les digo que, si me ayudan, en la gira les pago hasta el tabaco", comenta el músico inglés, de 50 años.
El artista, de gira por España, reserva él mismo los hoteles para "ser rentable"
Su disco 'Broken record' se editó con financiación de sus admiradores
Junto a The Commotions debutó en 1984 con Rattlesnakes y, de tanto éxito que cosechó, lo primero que se le pasó por la cabeza fue dejar la música. Más de 25 años después, y tras una carrera marcada por los altibajos y la capacidad para adaptarse a la realidad, Cole se ha convertido en todo un profesional del pop maduro, tanto en su acepción musical -hoy sus discos suenan a folk, country- como en la más vital, la del tipo que autogestiona su carrera, no ya solo para encontrar un vehículo mediante el cual expresarse o comprarse un deportivo, sino para mantener a su familia. "En los ochenta, podías hacer cosas ridículas, como contratar dos técnicos de guitarra para la gira. Si tuviera ese dinero ahora, podría contratar a alguien para que hiciera cosas útiles, como reservar hoteles. Entonces, creaba música y daba dinero, pero nunca pensaba en eso. Ahora debo generar ingresos para poder llevar a mi hijo a la universidad".
El año pasado, Cole volvió a ser noticia. Editaba Broken record, un más que notable ejercicio que mezclaba la sensibilidad pop de sus orígenes con la tradición musical de Estados Unidos, país en el que reside desde hace más de una década.
Pero, como viene siendo habitual de un tiempo a esta parte, la noticia no era la calidad de las composiciones, sino la forma en que se había financiado el disco. Mediante donaciones de algunos de sus fans, el autor de Perfect Skin lograba lanzar su primera colección de originales en cuatro años. "Si repito la experiencia, la voy a afrontar de otro modo. Sigo pensando que la idea de pedir el dinero es buena, pero la forma en que la acometimos fue infernal, un trabajo brutal. De cualquier modo, creo que es bueno que los fans sean parte del proceso. Existen en el planeta unas pocas miles de personas que desean que yo siga grabando discos. Ellos cuentan con que yo siga sacando música y yo cuento con ellos para poder hacerlo", apunta.
A pesar de haber acometido la producción de su último LP con métodos contemporáneos, el artista sigue sin entender muchas de las cosas que le suceden a la industria del disco. "Es curioso que, ahora que hemos descubierto cómo editar música en CD, debamos volver a fabricar vinilos. Mi sello me dijo que era vital que Broken record tuviera edición en vinilo y aluciné. ¿Nos hemos vuelto locos?".
Asociado a la discográfica alemana Tapete, Cole pugna en la actualidad por recuperar su catálogo y reeditarlo en formato físico. Su intención es que, cuando se retire, esté toda su música disponible en la Tierra, no en ninguna nube. "Hace unos años edité una caja con rarezas. Fui con la idea a Universal y ellos me dijeron que les parecía estupendo sacarlo a través de iTunes. Les dije que no. Quería copias físicas, así que, junto a estos alemanes logramos permiso para editarla en CD. Ahora planeamos dos cajas más. La primera saldrá el año que viene", informa el artista, cuya relación con los sellos, grandes o pequeños, siempre ha tendido a la turbulencia.
"Trabajar con multinacionales es como estar casado: las cosas van bien los primeros cinco años, luego llega el momento de replantearse las cosas. Uno de los mayores errores que he cometido en mi carrera ha sido quedarme en una multinacional cuando ellos ya no sentían ningún interés por mi música. Pensé que ya nadie quería mis canciones. Al dejar la multinacional, me di cuenta de que eso no era cierto. Ellos no las querían, pero otros sí".
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