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Reportaje:

Un ladrón sin motivo aparente

Un joven de Ferrol, con una media académica de sobresaliente y sin problemas económicos, se coló en un chalé - Murió acuchillado tras forcejear con el dueño

Era un estudiante muy aplicado, con una media académica de sobresaliente y de buena familia que aspiraba a ser médico, como su madre y sus hermanas. El pasado domingo, una puñalada fatal segó su vida los 17 años, tras haberse colado de madrugada en la casa de un matrimonio de sexagenarios de Pontedeume (A Coruña), que se defendió a oscuras del intruso con un cuchillo de cocina. El marido, después de forcejear con el intruso, acertó a clavarle el cuchillo en el pecho. A pesar de la herida, el joven salió por la misma ventana por la que había entrado. Caminó unos metros, dejando un reguero de sangre en la calle, hasta que cayó fulminado.

Algunas fuentes atribuyen el caso a un juego de alto riesgo entre adolescentes que fue demasiado lejos y tuvo un final trágico. Una semana después de un suceso que ha conmovido a la comarca ferrolana, los vecinos de Pontedeume siguen rumiando un homicidio que no son capaces de digerir. Los vecinos de este pueblo costero atestado de turistas relacionan el hecho con una oleada reciente de robos y asaltos nocturnos, supuestamente cometidos por adolescentes fanfarrones y muy osados que se cuelan en casas ajenas. Después, colocan algún objeto personal y graban la escena con el teléfono móvil como prueba de su hazaña.

La Guardia Civil investiga si el caso tiene relación con robos recientes

Nadie es capaz de explicar de otro modo qué pudo empujar a un chico atlético y con un expediente impecable, al que no le faltaba de nada, a allanar la casa de una pareja muy respetada en el pueblo. "A mí me entran en casa y hago igual", razona el dueño de un bar local. "Esto tuvo que ser una gamberrada de las gordas... y así acabó", opina. Los amigos del menor tampoco hallan explicación a su muerte. "Era un chico normal, tranquilo y más bien callado", cuenta M., amigo de sus hermanas mayores. Era un alumno brillante del IES Saturnino Montojo de Ferrol y un buen atleta que se movía en círculos donde el dinero no era un problema.

Los investigadores sostienen la hipótesis del robo como la más sólida para explicar un homicidiodifícil de entender. Según fuentes próximas al caso, el joven llevaba puestos unos guantes de látex para no dejar huellas y, además, otro par en el bolsillo, donde guardaba varios juegos de llaves, entre ellos las del chalé que acababa de asaltar.

La Guardia Civil detuvo a Agustín F. C., el hombre de 65 años que apuñaló al joven. Él mismo fue quien llamó a su yerno, un agente del instituto armado, para contarle lo ocurrido. La juez de instrucción número 1 de Betanzos, Nuria Fachal Noguer, le dejó en libertad con cargos.

Horas antes del suceso, el sábado por la noche, el fallecido había salido con su hermana melliza y un grupo de amigos a divertirse. Disfrutaba de sus vacaciones estivales y la pandilla solía reunirse en el parque de Pontedeume que sirve de epicentro al botellón. A mitad de la noche y sin explicación, el chico se alejó del grupo y se encaramó solo al segundo piso de un chalé del número 37 de la avenida de Ferrol, una calle tranquila y alejada de la zona de copas. La casa es una antigua carpintería familiar que fue habilitada como vivienda en la planta alta, donde residen desde hace años el detenido y su mujer. Entre las dos y las tres de la madrugada, el joven se coló en la casa por la ventana de la cocina tras escalar un piso.

A esa hora, la mujer, que acababa de acostarse, escuchó ruidos y, al encender la luz, vio una sombra cruzando la habitación. Sus gritos despertaron a su esposo, que se encontró con el intruso y empezó a forcejear con él. Según su versión, el supuesto ladrón, que era muy ágil y mucho más alto que él, le agarró por el cuello. Hubo empujones y golpes. La mujer corrió a la cocina a por un cuchillo que le entregó a su marido. El hombre sostiene que braceó en la penumbra, cortando el aire con la hoja metálica para mantener alejado al joven. Le alcanzó al menos una vez. El joven lo embistió y se alejó con una frase amenazante: "De esta os vais a acordar", según declaró el homicida.

"Algunas veces, el intruso o intrusos se limitaban a entrar y salir en las casas, y otras, se llevaban algún objeto de valor, pero nunca dejaban nada", apuntan fuentes próximas al caso. Las investigaciones se centran ahora en averiguar si alguno de estos robos guarda conexión con el menor fallecido el pasado domingo.

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