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Repsol exige 240 millones para mudarse al nuevo puerto de A Coruña

La compañía afirma que el traslado le costará más de la mitad que la dársena. Unos 4.500 personas viven en las inmediaciones de la refinería coruñesa

El puerto de A Coruña y la macrorrefinería de Repsol a las puertas de la ciudad no pueden vivir el uno sin la otra. La dependencia es intrínseca, como lo es que la compañía acepte trasladar su esencial y ahora céntrica estación marítima en el horizonte de 2015 a la nueva dársena exterior, todavía en construcción en punta Langosteira. La razón de ser de esa costosa instalación, que prevé empezar a recibir barcos más o menos dentro de un año, es precisamente sacar fuera de sus viejos muelles del centro de la urbe los tráficos de petróleo y otras mercancías peligrosas. Y retirar también el oleoducto de 14 tuberías y seis kilómetros y medio de longitud que atraviesa ahora las entrañas de A Coruña para conectar el complejo petroquímico de Repsol con el antiguo puerto.

La Autoridad Portuaria y la compañía han retomado "de forma más activa" sus negociaciones para determinar cómo y quién pagará los gastos de ese traslado a punta Langosteira. Repsol, según confirmó ayer su director en A Coruña, Luis Llamas, está dispuesta a asumir los costes de construir un nuevo oleoducto de 4,5 kilómetros hasta el nuevo puerto exterior. También las demás infraestructuras necesarias para operar desde la dársena. Llamas calcula que la factura ascenderá a unos 400 millones de euros, más de la mitad de lo que cuesta construir el nuevo puerto (753 millones). Pero la compañía petrolífera reclama de la Autoridad Portuaria, a modo de indemnización, 240 millones por obligarle a trasladarse ya de sus actuales pantalanes, situados en el corazón de la ciudad.Repsol genera el 75% de la actividad del viejo puerto coruñés, en el que recibe y distribuye, tras tratarla en su refinería, su inmensa producción de gases licuados y derivados de petróleo. Tiene una concesión para hacerlo hasta 2027. Adelantar a 2015 su traslado a punta Langosteira debe compensarse con 240 millones, sostiene Llamas, una cantidad que se podrá pagar en metálico o a través de contrapartidas, como rebajas en las tasas portuarias o prolongaciones de la concesión portuaria.

"Estamos muy cómodos en el puerto actual de A Coruña, pero si quieren que nos cambiemos, tenemos que hacer valer nuestros derechos para no dejar de ser competitivos", argumentó el responsable de la refinería.

Llamas asegura que debe llegarse a un acuerdo antes de finalizar el año. Tardarán tres en realizar todas las obras para operar desde punta Langosteira. El responsable de la refinería dijo entender que son "momentos difíciles de crisis", y que la Autoridad Portuaria, que acaba de obtener un préstamo del Estado de 250 millones para afrontar el sobrecoste de la construcción de su puerto exterior, "tiene problemas de liquidez". Pero Repsol, "que, sin estar mal, tampoco está en momentos muy boyantes", no renunciará a su millonaria reclamación.

En una superficie equivalente a 150 campos de fútbol, la refinería coruñesa, una de las 10 que hay en España, produce cada minuto 3.000 litros de gasolina y 5.000 de gasóleo. La mayor parte de su producción es exportada por mar. Los vecinos de A Coruña aprendieron a convivir a su pesar y con nula información con estas gigantescas instalaciones petroquímicas, que el exalcalde Francisco Vázquez denominó "la bomba controlada". Como cualquier otra industria peligrosa, en este caso con 4.500 vecinos que viven pegados a la refinería, la Xunta tiene desde 2002 un plan de emergencia exterior. Pero pese a que la información a la población sobre qué hacer en caso de accidente es esencial en ese plan, no se organizaron nunca cursos ni simulacros, que ese documento establece realizar "de forma periódica".

Repsol, que debería participar con la Xunta en esas tareas, asegura que está pendiente de la Consellería de Presidencia para informar a los vecinos sobre el nuevo plan de emergencia, revisado en enero. "Ya les dimos a las asociaciones vecinales información sobre nuestros riesgos en las visitas que nos hicieron" en los últimos meses, alega la dirección de la refinería.

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