¿Se pudo evitar la muerte de Miren Mendía?
La mujer fue asesinada a las 20 horas de denunciar a su exmarido - Su denuncia fue enviada al Juzgado de Violencia contra la Mujer sin adoptar ninguna medida cautelar
Miren Mendía Blanco Canales, de 41 años, acudió al juzgado de guardia de Móstoles a las seis y media de la tarde del lunes 30 de mayo. La mujer, que residía con su exmarido por una sentencia judicial hasta que se vendiera la casa, le denunció por supuestas agresiones físicas y psicológicas. Cuando el escrito de denuncia llegó a la juez de guardia, la del número 2 de Móstoles, la magistrada le preguntó si quería que se adoptaran medidas cautelares contra su expareja. La víctima, ignorante de lo que suponía aquello, le dijo a la juez que se lo consultaría a su abogado y se marchó a casa. Al mediodía del día siguiente murió acuchillada por su exmarido, justo antes de que regresara del instituto el hijo de ambos, de 13 años. La pregunta surge entonces: ¿se pudo evitar la muerte de Miren Mendía?
La denuncia que presentó la mujer, y a la que ha tenido acceso este periódico, no deja lugar a dudas de que Miren Mendía era víctima de malos tratos desde hacía tiempo. "Estoy siendo agredida física y psicológicamente por mi exmarido, todavía compartiendo la misma casa". La noche del domingo previa a la denuncia, el día 29 de mayo, se produjo una riña entre la pareja. Supuestamente se disputaron el mando a distancia de la televisión. La mujer lo relata así en la denuncia: "Me agredió sujetándome las muñecas y con todo el cuerpo. En defensa propia tuve que arañarle... Llamó a la policía".A partir de ahí, la mujer hace un relato detallado de cuál era su sufrimiento. "Desde que le comuniqué mi decisión de divorciarme, todos los días [subrayado y en mayúsculas en el escrito], estoy siendo víctima, tanto mi familia como yo, de sus amenazas, insultos a todas horas y constantemente, e incluso delante de mi hijo de 13 años". Y llega a ser mucho más clara en la denuncia: "Tengo miedo de sus amenazas. Me dice que lo voy a pagar muy caro o cosas como 'tú no te quedas con la casa, antes la quemo contigo dentro' o 'no sirves para nada", concluye Miren Mendía, que aseguraba en el escrito que no podía seguir viviendo de esa manera y lanzó un grito de ayuda: "Ruego que por favor hagan algo para que esta situación cambie, porque me veo impotente y tengo mucho miedo de sus represalias".
De poco le sirvió a la vecina de Móstoles el grito de ayuda. Cuando el escrito de denuncia llegó al Juzgado de Instrucción número 2 de Móstoles, que estaba en funciones de guardia, la juez solo tuvo la ocurrencia de preguntarle si quería que ella adoptara alguna medida contra su exmarido. El artículo 61.2 de la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género establece que el juez puede ordenar estas medidas "de oficio o a instancia de parte". Miren Mendía se marchó a su casa, en el número 37 de la calle del Acebo, en Parque Coimbra, pendiente de hablar con su abogado.
Este periódico intentó hablar con la magistrada de Móstoles, pero esta rechazó hacerlo. Fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) aseguraron que en el caso de Miren Mendía se siguió el procedimiento habitual en estos casos. Consiste en preguntar a la víctima y en pasar la denuncia a reparto de forma que llegue al Juzgado de Violencia contra la Mujer. Es este el encargado de llamar a las partes y decidir qué hacer en cada caso, según las mismas fuentes. Estas aseguraron que cada día suelen llegar varias denuncias de este tipo y no se suelen dar finales tan trágicos como el de la mujer asesinada.
Fuentes policiales consultadas por este periódico explicaron que su forma de actuar habría sido muy distinta. "Si nosotros recibimos esa denuncia, lo primero que tenemos que hacer es detener al exmarido y traerle a dependencias policiales para pasarle a disposición judicial y que decida el juez lo que se debe hacer", explicaron. "No se debe preguntar a la víctima porque es una decisión que no debe tomar ella", añaden.
La consecuencia de todo ello es que Miren Mendía se marchó a su casa. Al día siguiente acudió a trabajar como educadora en una escuela infantil de la localidad. Cuando llegó a casa, se topó con su exmarido, Víctor Manuel Pérez Mesón, un taxista de 42 años que se enteró entonces de que le había denunciado por malos tratos físicos y psicológicos. Fue entonces cuando se produjo el crimen. A las 14.18, el hombre llamó al teléfono de Emergencias 112 y dijo que había matado a su exesposa: "Acabo de apuñalar a mi mujer. Ya no respira". Justo en ese momento llama al timbre de la puerta el hijo de ambos, que regresaba del instituto.
Los primeros en llegar fueron dos policías municipales. Les abrió la puerta el homicida confeso, que vestía solo unos calzoncillos y que se cubría los brazos con una pequeña toalla. Los agentes entraron en la vivienda y vieron que el suelo estaba manchado de sangre. Recostada en un sofá del salón estaba Miren Mendía. Se hallaba inconsciente. Comprobaron que no tenía pulso, pero la colocaron en el suelo y empezaron a hacerle la reanimación cardiopulmonar.
Los policías preguntaron a Víctor Manuel por lo sucedido y este reconoció, según fuentes policiales, haber sido el causante de las heridas de su mujer, por lo que fue detenido en el acto. Las primeras investigaciones apuntan a que la agresión comenzó en la cocina y que en la misma se utilizaron al menos dos cuchillos. La mujer intentó huir escaleras arriba, pero su exmarido la alcanzó y le asestó más puñaladas.
Miren Mendía recibió al menos cuatro cuchilladas. La más grave y, posiblemente, la mortal, le entró por la parte derecha del tórax. Otra también le afectó al pecho. Los médicos de una UVI móvil del SUMMA no pudieron hacer nada por su vida. Justo cinco días después del crimen, la mujer habría cumplido 42 años.
El homicida confeso está en prisión provisional y sin fianza desde el día siguiente del crimen. El pasado 28 de junio fue citado en el juzgado de Móstoles para declarar, pero se negó a hacerlo. Tampoco lo hizo ante la policía tras ser detenido, según fuentes de la investigación.
Los padres de la mujer tienen de momento la custodia del hijo de la pareja. Han vivido en Alcorcón hasta que terminó el curso escolar. Después se han marchado a su ciudad natal, Cáceres, donde permanecerán todo el verano. No han querido hablar sobre lo ocurrido. Esperarán a que termine la instrucción y se celebre el juicio en la Audiencia Provincial. Los progenitores se han personado en el procedimiento como acusación particular. Han nombrado al abogado Daniel Cabrera, del despacho CD&M como su representante legal. Este ha pedido que se quite la custodia al padre del joven para poder cobrar los seguros que tenía Miren Mendía.
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