"El Tour es largo"
El ciclista de Pinto quiere ser "optimista" y otros dicen que así estará "más tranquilo"
Según van subiendo al autobús en busca del bocadillo y la ducha, cojeando, agarrándose un brazo, doblados, vendados, los corredores del Movistar van relatando qué caída fue la suya, la del principio, la de a falta de unos nueve, a falta de dos, y hasta a falta de un kilómetro para la meta. Mientras, pasan despacio los coches de otros directores, sonrientes sus rostros. Contento por cómo le han ido las cosas habla Johan Bruyneel, el del RadioShack que fue de Armstrong. "Tranquilo", dice, como consolando a la gente. "Un minuto y pico no es nada para Contador. Así estará más tranquilo, sin responsabilidades, hasta la montaña". Y lo mismo dice Damiani, del Lampre. Y lo mismo respira la mayoría. Todos saben quién es Contador, temen a Contador, creen en su temple. "Lo de la caída fue simple mala suerte", dice Bruyneel. "No hay que hacer más interpretaciones".
Contador, precisamente, no pasó por allí, no se detuvo a debatir, no permitió que se analizaran sus gestos, sus miradas, el tono de su voz ronca, rasgada. Cruzada la meta, dio media vuelta (su hotel estaba a mitad de la subida) y solo horas más tarde envió por email sus pensamientos, que no van más allá de unas primeras impresiones (recuerden, es su idea, no descubrir nunca lo que piensa de verdad). Refugiado en el tópico, dijo esto: "Había bastante tensión y estábamos todo el tiempo pasando hacia delante. En ese momento no iba mal colocado, pero la carretera era muy ancha y entrábamos muchos corredores. Iba muy cerca de la cabeza del grupo pero se han caído justo delante de mí y, aunque he conseguido frenar a tiempo, he tenido que pasar por encima de las bicis como he podido. El ciclismo es así, la carrera ha seguido a tope hasta meta y nada, hay que pensar en más adelante. Hoy me ha pasado a mí y mañana a cualquier otro. Hoy no he tenido muy buena suerte, pero el Tour es largo. Hay que ser optimista y estar motivado, que es lo importante".
Nadie le pudo recordar que a Ocaña se le cruzó un perro y se cayó en la primera etapa del Tour del 73, en el que arrasó después (ganó seis etapas, y la general, claro).
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