La eclosión de Tomic
Cuando vi jugar por primera vez a Tomic,intuí que estaba ante un jugador diferente, ese (raro) tipo de jugador que cada pelota que golpea tiene un sentido y un significado. Le vi mucho parecido a Murray y, para mí, tienen la extrañísima virtud y habilidad de hacer jugar mal al rival. Eso es probablemente un hecho que el público en general no aprecia, pero os aseguro que para el oponente es desesperante. Pocos partidos recordaréis (obviamente, ha habido varios) en el que el rival de Murray ha hecho un partidazo. Tuve la oportunidad de jugar varias veces contra él y la experiencia no fue afortunada por mi parte. Siempre te acaba atrapando en esa tela de araña de cambios de altura, de ritmo, golpes blandos, combinados con cortados, golpes ganadores... Eso hace que su rival nunca sepa exactamente qué esperar de él. Eso es mérito totalmente del escocés.
Volviendo a Tomic, viéndolo jugar, parece ya un jugador muy maduro e inteligente, impropio de alguien de 18 años. No estamos hablando de un jugador cualquiera. Repasando un poco su currículo, estamos ante alguien que ha ganado la Orange Bowl (considerada el Campeonato del Mundo) sub 12, sub 14 y sub 16, campeón del Open de Australia júnior con apenas 15 años y ganador de un partido en el Open de Australia con 16, en ambos casos récords en la era open.
Después de esos inicios muy prometedores, pasaron un par de años en los que se habló más de él por sus problemas y peleas (muchas veces su padre estuvo en medio de ellas) con otros jugadores que por sus resultados. No hay que olvidar que estamos ante un jugador que a los 13 años tenía claro que su meta era ganar los cuatro torneos del Grand Slam y ser el número uno, lo cual quiere decir que su ambición es gigantesca, aunque también es muy temperamental.
Lo que he mencionado antes sobre la tela de araña de Murray se puede aplicar exactamente igual a Tomic. Su juego es totalmente tridimensional, con mucha variedad, aprovechando cada rincón de la pista. En él están puestas las grandes esperanzas del tenis australiano, que lo ve como el sucesor natural de Hewitt. Ya tocaba algo de aire fresco y una cara nueva en la ATP: después de Raonic, ahora es Tomic. Mi apuesta es que los siguientes van a ser el búlgaro Dimitrov y el estadounidense Harrison, jugadores de su quinta a los que este resultado de su rival les ayudará a espabilar.
Hoy va a tener una dura prueba en Djokovic, el mejor tenista del año. Es probable que caiga, pero, haga lo que haga, siempre habrá un antes y un después de Wimbledon 2011 para él.
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