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Guipúzcoa se vuelve más presidencialista

Bildu reduce el número de carteras forales de 11 a ocho - Garitano tendrá a su cargo cuatro direcciones transversales - El nuevo Gobierno se conocerá el día 29

El País

La estructura de la Diputación de Guipúzcoa, que ya preside Bildu, será "más dinámica y funcional", según un destacado dirigente de la coalición abertzale. El nuevo Gobierno foral, cuyos componentes hará publicos el diputado general, Martin Garitano, la próxima semana, muy previsiblemente el miércoles, contará con ocho departamentos, tres menos que los del Ejecutivo anterior, según anunció ayer la coalición. La principal diferencia entre ambos, sin embargo, será que Garitano verá reforzado su poder con respecto al anterior equipo, al incorporar al gabinete del diputado general cuatro direcciones: Igualdad, Participación, Euskera y Migración.

Este carácter presidencialista se verá compensado por el carácter transversal de estas materias que Garitano ha querido poner bajo su control y que incidirán en el resto de los departamentos, según la nota de Bildu. Su antecesor, Markel Olano, solo tenía a su cargo la Dirección de Comunicación, además de una "unidad de apoyo" para asuntos financieros, presupuestarios y tributarios.

La participación ciudadana será una de las primeras cuestiones abordadas

Para confeccionar el organigrama, Bildu asegura haber realizado un "esfuerzo" para agrupar varios departamentos. Junto al Gabinete del Diputado, el resto de carteras serán: Administración Foral y Función Pública; Hacienda y Finanzas; Infraestructuras y Movilidad; Política Social; Desarrollo Rural, Innovación y Turismo; Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, y Juventud, Cultura y Deporte.

El Ejecutivo de Olano estaba formado por 11 departamentos, incluido el Gabinete del Diputado, de las que el PNV controlaba ocho y su socio de Hamaikabat -al principio de la legislatura, EA-, las otras tres, entre ellas Hacienda.

El nombre de quien vaya a ocupar esta última cartera es uno de los que más interés despierta. Fuentes forales aseguran que todavía no está cerrado, pero tendrá un perfil "técnico, profesional y político".

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Junto a los futuros diputados, la coalición va completando los equipos que asumirán las principales responsabilidades, que "tendrán experiencia en gestión pública y profesional", según las citadas fuentes. El nuevo equipo se reunirá con los responsables de los anteriores departamentos para concretar el traspaso de poderes y analizar el seguimiento de los expedientes que ya están en marcha. A partir de ahí, una de las primeras cuestiones que abordará el nuevo Gobierno será una de las prioridades que se marcó en la campaña electoral: la participación ciudadana.

La nueva "era histórica" que Garitano ve abrirse en Euskadi tras el éxito de la coalición soberanista el 22-M arranca con tantas incógnitas como garantías ha querido presentar Bildu sobre su verdadera capacidad para comenzar una etapa protagonizada por "la política con mayúsculas". La acumulación de poder que han conseguido los independentistas pondrá a prueba la autenticidad de sus promesas, sobre todo en lo que respecta a lograr una paz real, "sin vencedores ni vencidos", y su voluntad de tender puentes con otras sensibilidades políticas a las que hasta ahora atacó sin tregua.

Bildu tiene en sus manos la Diputación, su pieza más codiciada, preside las Juntas Generales de este territorio, y gobernará los próximos cuatro años en 101 de los 251 consistorios de Euskadi, más otros 17 navarros. Todo ello tras obtener 313.213 sufragios en las urnas de ambas comunidades y 1.138 concejales, de ellos 953 en Euskadi, una representación que arrebata al PNV la supremacía en número de cargos locales de la que siempre había disfrutado.

Empieza el partido. Si es verdad, como dice Garitano, que el contador está "a cero" y el pasado es pasado, la coalición abertzale se somete al microscopio de sus reales intenciones. Bildu es como el futbolista que ha estado siempre en el banquillo reclamando una oportunidad, asegura un profesor de Sociología. Ahora ha llegado esa oportunidad, que se tasará en el terreno de la gestión tanto como en el de las propuestas en el camino a la paz y la normalización política.

Bildu inicia así el tránsito de los discursos a los hechos. Garitano se ha comprometido a dar prioridad a construir "un escenario de paz, normalización y respeto a todos los derechos civiles y políticos", intentar solucionar la crisis, aplicar políticas de igualdad y "extender la democracia a todos los guipuzcoanos", con una política de "puertas abiertas".

El PNV, el PSE y el PP ya han advertido de que se ciernen muchas sombras sobre la posible paralización de los proyectos estratégicos, como el AVE, el puerto exterior de Pasaia o la incineradora de Zubieta. Los populares se han marcado como objetivo trabajar por "moderar los planteamientos secesionistas", vigilar "la gestión responsable" de los asuntos públicos y, sobre todo, exigir el logro de "mayores cotas de libertad". Los socialistas echan en falta una apuesta por la innovación y el desarrollo tecnológico, por la sociedad del conocimiento y por la investigación, campos en los que Guipúzcoa se halla ahora mismo en vanguardia.

Los tres partidos tienen en sus manos fiscalizar todos los movimientos del nuevo Gobierno foral en minoría. Bildu y Aralar, su más que previsible socio, suman 23 de los 51 escaños de las Juntas, la misma representación que alcanzaba el PNV con H1! en la pasada legislatura.

Con las relaciones prácticamente rotas entre peneuvistas y socialistas en Guipúzcoa, está por ver cómo articularán la labor de oposición, o si Bildu podrá sacar algún provecho de la enemistad existente entre ambos para ir modelando su gestión con acuerdos puntuales y por separado con unos y con otros. Garitano ya ha expresado en sede parlamentaria que quiere tener "una relación preferencial" con el partido que preside Iñigo Urkullu.

Garitano, con la <i>makila</i> de dioputado general, tras su investidura. A su lado, la presidenta de las Juntas, Lohitzune Txarola. Al fondo a la derecha, parte de los junteros de Bildu.
Garitano, con la makila de dioputado general, tras su investidura. A su lado, la presidenta de las Juntas, Lohitzune Txarola. Al fondo a la derecha, parte de los junteros de Bildu.EL PAÍS

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