La UE nombra a Draghi para dirigir el BCE tras ceder Italia su otra plaza en el consejo
La subida de Supermario a los altares del Banco Central Europeo (BCE) tuvo un desenlace digno de una novela de misterio a la italiana. Tras meses de negociaciones y presiones, el final feliz dependía de la decisión personal de Lorenzo Bini Smaghi, el irreductible consejero florentino del BCE, cuya dimisión había reclamado Nicolas Sarkozy como condición para desbloquear el nombramiento de Draghi.
Antes de que Herman Van Rompuy lanzara por su Twitter la buena nueva, Bini llamó por teléfono personalmente al presidente del Consejo Europeo y a Nicolas Sarkozy, y les dio su palabra (palabra de católico fervoroso) de que dimitiría de su puesto en el Eurotower de Fráncfort antes del final de año.
El nombramiento del italiano Draghi, de 63 años, que sustituirá al francés Jean-Claude Trichet tras ocho años de mandato, como máxima autoridad monetaria europea a partir del 1 de noviembre, significaba un cierto desequilibrio en el Comité Ejecutivo del BCE. Este comité está integrado por seis miembros guardando un cierto equilibrio implícito entre los grandes países, los pequeños, los Estados del norte de Europa y los del sur.
En este momento están presentes: Jean Claude Trichet, presidente (Francia), Jürgen Stark (Alemania); Lorenzo Bini Smaghi (Italia); José Manuel González Páramo (España): Vitor Constancio (Portugal) y Peter Praet (Bélgica). La sustitución de Trichet por Draghi dejaría a Italia con dos representantes y ninguno a Francia, lo que provocó el malestar de Sarkozy.
El mandato de Bini como consejero expira en 2013, pero antes de dar su brazo a torcer, el banquero había exigido a Silvio Berlusconi su regreso a Roma como sustituto de Draghi al frente del Banco de Italia. Una fuente cercana a Bini Smaghi declaró con finezza renacentista: "Bini no ha dimitido todavía, y confía en que el esfuerzo italiano para resolver el problema desembocará en una solución antes de que acabe el año". Van Rompuy precisó que "corresponde al señor Smaghi decidir el calendario".
Sarkozy prefirió ironizar y lanzar un velado mensaje a Berlusconi por haber tardado tanto en convencer al banquero rebelde: "Agradezco a Bini Smaghi su llamada, es un hombre de calidad, aunque la verdad es que habría preferido ocuparme menos de este asunto", dijo el presidente francés.
La profesionalidad y capacidad de Draghi están fuera de toda duda entre los dirigentes europeos por lo que era muy difícil pensar en otra alternativa después del consenso alcanzado. Van Rompuy manifestó ayer: "Todos confiamos en que el señor Draghi ejercerá un liderazgo fuerte e independiente del BCE, continuando la tradición establecida por los dos primeros presidentes del banco", el holandés Wim Duisenberg y el francés Trichet.
Berlusconi abrazó en su conferencia de prensa la candidatura de Bini al Banco de Italia. "Está cualificado para ello", dijo. El problema es que, para lograr el objetivo, el primer ministro tendrá que convencer a su ministro de Economía, Giulio Tremonti, que defiende la candidatura de Vittorio Grilli, y pasar por encima de un segundo candidato oficial, Fabrizio Saccomandi.
Tan optimista como suele, Berlusconi señaló además que el nombramiento de Draghi para el BCE era "un notable éxito del Gobierno italiano, que subraya el importante papel" que su Gabinete juega en Europa. En realidad, la candidatura de Draghi fue lanzada hace meses por un grupo de diputados, casi todos de la oposición, y Roma no la certificó hasta que la canciller alemana, Angela Merkel, y Sarkozy dieron su vía libre.
Como recordó cuidando mucho las palabras el presidente Giorgio Napolitano en una nota, Draghi es un "servidor público italiano y europeo", una categoría caracterizada por "el respeto de las reglas, su independencia intelectual y moral, su elevada cultura, su alta competencia específica y su profesionalidad".
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