El rey de los atajos

Cualquier cosa menos renunciar al jamón de jabugo. Cuando Marian Vajda, el técnico de Novak Djokovic, repasa los cambios dietéticos a los que el tenista ha sometido a su equipo, habla con tristeza: "Mi esposa y mis hijas también han empezado a comer sin gluten. Leche sin lactosa. Jamón sin gluten... ¡Con lo bueno que está el de jabugo!". Esas decisiones radicales, sin embargo, son solo una parte de un plan de ataque global y con un objetivo: alcanzar el número uno del tenis mundial, que será del serbio si está en la final de Wimbledon o si Rafael Nadal no gana el título.

Nole es un tenista nuevo. Un Hulk que llega a todo. Nadie, dicen en el vestuario, da menos pasos para alcanzar la pelota. El número dos, que ayer derrotó (6-3, 6-4 y 6-2) en la tercera ronda al sudafricano Kevin Anderson, es el rey de los atajos.

"Nole es muy ágil y flexible, pero debe usar las piernas", explica su entrenador

El número dos mundial ha llegado a Londres sin ningún partido sobre hierba

"Novak", explica Vajda, "juega ahora más dentro de la pista. Desde allí desarrolla todo el juego. Una vez que estás dentro, puedes pegar a la pelota más fuerte. Lateralmente, siempre se ha movido muy bien. De atrás adelante y viceversa, sin embargo, ahora se está moviendo mejor que nunca. Ha mejorado bastante". "Nole es muy flexible y muy ágil. Así puede llegar a todas las bolas... Pero debe usar las piernas. Sin unas piernas fuertes, no hay fuerza [en los tiros]. Ha mejorado físicamente. Está en lo más alto. Hace dos años, estaba más delgadito. Ahora tiene músculos y, como tiene más resistencia, puede llegar a todas las pelotas", prosigue.

Hace un mes, Djokovic era invencible: llevaba 41 victorias consecutivas desde el inicio del año, no conocía la derrota, se había impuesto en siete torneos y había derrotado cuatro veces seguidas a Nadal y tres a Roger Federer. ¿Cómo explicar esa racha? ¿Qué golpes escribieron esos meses de leyenda, detenidos abruptamente por el suizo en las semifinales de Roland Garros?

"Cuando empezamos a preparar el Abierto de Australia, le dije que necesitaba tener una derecha mucho más rápida", cuenta Vajda. "Le propuse ejercicios para que lo lograra. Fue acelerando un poco más cada vez. No es una cuestión solo de manos, sino también de piernas. Para mejorar de piernas hay que ser mucho más disciplinado", añade; "antes era más defensivo. Ahora, con el revés, ataca pronto la bola".

En Londres, Djokovic es la caja de Pandora. Encierra el caos, es el cambio de orden y encarna el atractivo de lo desconocido. Tiene una personalidad poliédrica. Igual comparte con sus seguidores una fotografía de la ardilla a la que saluda todas las mañanas desde su casa de Londres que actúa, al llegar al club, como si algunos de sus conocidos fueran invisibles. Compite enfrentado a una tensión extrema. Debe coronarse como el mejor del mundo. Lo tiene todo a favor. Ya desaprovechó, sin embargo, una situación similar en París. Ya conoce además los sinsabores de la hierba de Londres, donde llegó a jugar con zapatillas de una marca distinta de la que le patrocina para no besar el suelo. Y ya habitan en su cerebro las dudas, finiquitada su fantástica racha por Federer y cancelada su participación en Queen's para que se lamiera las heridas. Nole, que lleva la rodilla izquierda vendada, está en Wimbledon sin un partido de hierba previo a sus espaldas.

"Busco la perfección. A veces, soy demasiado duro conmigo mismo. Pero me siento bien física y mentalmente", confiesa Djokovic. "Creo que llego a Wimbledon más fuerte que nunca. No jugué el torneo Queen's porque necesitaba descansar. Desde un punto de vista competitivo, algún partido más en hierba habría significado tener un poco más. Quiero pensar que será suficiente porque no quiero arrepentirme de algo que ya no puedo cambiar", concluye.

Tercera ronda. Hombres: K. Beck (Esl.)-G. García López: 7-6, 6-4, 3-6 y 6-4. R. Federer (Sui.)-A. Mannarino (Fra.): 6-2, 6-3 y 6-2. Mujeres: S. Williams (EE UU)-S. Halep (Rus.): 3-6, 6-2 y 6-1. S. Lisicki (Ale.)-N. Li (Chin.): 3-6, 6-4 y 8-6.