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Reportaje:'HARDWARE' | CiberP@ís

Un ordenador con respiración asistida

Chromebook, un portátil que necesita estar siempre conectado a Internet

Si no se tiene conexión a Internet, el Chromebook no vale para casi nada. Este ordenador portátil presentado anoche en Londres entre fanfarrias, ideado por Google, y fabricado por Samsung, tiene su única justificación si con él se contrata una conexión a Internet 3G. Y Chromebook no sale gratis. Con wifi costará 399 euros. Con 3G sube a 499 euros. En España lo venderá Movistar y Pixmania.

Chromebook es un portátil a un navegador pegado. No hay escritorio. No hay disco duro. No hay programas. No hay ranura para el DVD. ¿Por qué entonces alguien va a pagar 400 euros? Pues porque según Seokpil Kim, presidente de Samsung Europa, Chromebook serie 5 es rápido, fácil y seguro. Y es verdad.

Sudar Pichai, vicepresidente de Google, se extendió algo más en el acto de presentación al que fue invitado este diario. Chromebook es instantáneo, en 10 segundos arranca, está siempre conectado, si pagas. Batería para todo el día, acceso a tus cosas en todas partes, actualización instantánea y seguridad. "Hasta ahora el usuario era el que tenía la responsabilidad de actualizar programas y sistemas operativos", dijo, "con Chromebook serie 5 se actualiza él mismo".

Más virtudes. En caso de pérdida, olvido o robo, no pasa nada, porque todos los archivos realmente no se guardan en el ordenador sino en la nube, en Internet. Cuando se dice todo se quiere decir todo. No hay alternativa o elección. Los documentos de trabajo, las fotos de la familia, el correo particular... todo está en la nube. Chromebook no tiene ni un escritorio con las carpetas favoritas. El escritorio es el navegador, "es la plataforma", dijo Pichai, el único elemento imprescindible del aparato, sin él no se funciona. En la nube se encuentra también todo lo que se necesita en ese momento, como pueda ser una hoja de cálculo y un programa de edición de fotos. Esta gran ventaja es su gran defecto, porque si no tenemos conexión a Internet nos quedamos en el limbo. Incluso si nos hemos abonado a una conexión 3G para tener conexión siempre en cualquier sitio a cualquier hora, la experiencia nos indica que, como todavía pasa con el servicio eléctrico, a veces falla, y falla en el momento más inoportuno. En el caso del Chromebook eso quiere decir que no podemos ver las fotos de la fiesta, ni oír nuestra música favorita, ni seguir leyendo el libro. Solo queda offline el correo, el calendario y Google Docs. El resto no se pierde, pero no se puede tener cuando uno quiera, están en la nube o... en Babia. En el caso de que sí se esté con la conexión 3G y el Chromebook viaje con nosotros por el mundo las tarifas de roaming dejarían arruinado a más de uno.

Google da todo gratis, pero presuponiendo que las telefónicas de turno ofrezcan buena conexión. Y aquí las operadoras es donde empiezan a exigir a Goo-gle y a otros grandes manejadores de datos que paguen un extra. Eric Schmidt, presidente de Google, suele decir que unos y otros se necesitan y se autoalimentan, es cierto, pero las telefónicas no estaban preparadas para este extra, cada vez mayor, y quieren una compensación. Sin ellas, el Chromebook es inútil. El Chromebook necesita permanentemente respiración asistida. Pero Chromebook suple una carencia del iPad, el teclado de verdad. Nos encontramos un aparato con la memoria de un teléfono, el peso de un portátil y el precio de un iPad. Y todo pasa por Google. O tienes una cuenta en Gmail o no puedes empezar a funcionar. Su problema a la hora de las comparaciones será el precio.

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