Atraco a las tres
Tres encapuchados se llevan 150.000 euros de una sucursal del Santander tras hacer un butrón a través del sótano
La mítica película de José Luis López Vázquez Atraco a las tres tuvo ayer una versión mucho más profesional en una sucursal del Santander en el distrito de Centro. Tres encapuchados armados con un revolver y dos pistolas se apoderaron de unos 150.000 euros tras hacer un butrón desde el sótano del local de la finca contigua e irrumpir cuando el establecimiento estaba cerrado y ya solo se encontraban en su interior tres empleados y un cliente. Después de hacerse con el dinero en efectivo, se marcharon por el mismo lugar por donde habían entrado, según fuentes policiales. Los agentes especializados en la lucha contra los atracos y especialistas de la Policía Científica investigan el caso.
Los asaltantes escaparon con el dinero por donde habían entrado
Los hechos ocurrieron en la sucursal que tiene el Santander en el número 1 de la calle de Galdo, en la esquina de la calle del Carmen, junto a la Puerta del Sol. Según las primeras investigaciones, los tres asaltantes hicieron el butrón desde un establecimiento contiguo y aprovecharon el fin de semana para llegar casi hasta la sucursal. Lo dejaron listo para poder pasar al sótano, donde la entidad tiene los archivos, dando un simple golpe y, a la vez, evitar que el butrón fuese visto por los empleados.
Alrededor de las tres de la tarde de ayer, los empleados oyeron un fuerte ruido. Tras el estruendo, aparecieron de la planta baja los tres hombres encapuchados y armados. Los atracadores obligaron a los empleados a agruparse en un lado de la sucursal y se apoderaron de todo el dinero que había en la caja fuerte, en el cajero automático y en el mostrador de atención a los clientes. Los trabajadores explicaron que, en principio, no notaron ningún acento extranjero, lo que hace suponer a los investigadores que se trata de españoles.
Tras meter todo el dinero en unas bolsas, se marcharon por el mismo lugar por el que habían entrado. Para asegurarse la huida, maniataron a los empleados y al cliente -ninguno de ellos resultó herido- en un cuarto del sótano. Con ello los ladrones ganaron más tiempo para poder salir a la calle y alejarse sin llamar la atención de los transeúntes. Cuando los empleados lograron deshacerse de las ataduras, pulsaron las alarmas. También avisaron al 091 (teléfono de emergencias de la Policía Nacional), donde se les avisó de que no tocaran nada. Algunos de los empleados testigos de los hechos se encontraban en la sucursal todavía a última hora de la tarde, haciendo un arqueo para averiguar el montante exacto de lo robado.
Este atraco es idéntico al realizado el 25 de abril en una sucursal de Caja Madrid situada en el número 2 de la calle de las Delicias, en el distrito de Arganzuela. En aquella ocasión, los ladrones esperaron la llegada de los empleados a primera hora de un lunes para apropiarse de todo el dinero que había en la caja fuerte. También inutilizaron los cajeros automáticos. Llamaron a cada uno de los empleados por su nombre, lo que hizo suponer que habían mantenido una estrecha vigilancia sobre el personal.
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