Aguirre hace valer su experiencia frente a Gómez en la Asamblea

Tomás Gómez, líder de los socialistas madrileños, ha pasado cuatro años en la oposición sin poder enfrentarse cara a cara con su principal oponente política, Esperanza Aguirre (PP). Cuando fue elegido secretario general del PSM, en 2007, no era diputado y ha tenido que esperar hasta las pasadas elecciones para lograr un escaño que le permitiera batirse en duelo dialéctico con Aguirre. Ayer era su día. Su primera intervención en la Asamblea de Madrid como jefe de la oposición. Y comenzó su discurso lamentando el acuerdo entre el resto de partidos (PP, IU y UPyD) para que todos los grupos parlamentarios estén representados en la Mesa de la Asamblea que ha supuesto una pérdida de un puesto para el PSM. Había muchas expectativas en su estreno pero su arranque dejó fríos incluso a algunos de los diputados de su bancada. El tono institucional de su estreno hacía pensar que el líder del PSM pasaba por alto que ha perdido las elecciones por una diferencia abultada. Sin embargo, Gómez devolvió la chispa al debate parlamentario que se había rebajado en la anterior legislatura.

El estreno del líder del PSM dejó fríos a algunos de sus propios diputados

El líder socialista presentó varias propuestas, entre las que destacó un pacto global para crear empleo. O una comisión parlamentaria para dialogar con el Movimiento 15-M, que fue rechazado por Aguirre. "¿Con esos quieren ustedes dialogar? Los indignados son ahora el referente de su señoría. Dígale a Rubalcaba que le acompañe a hablar con ellos", lanzó la dirigente popular, que recordó que Cayo Lara, coordinador federal de IU, fue ayer increpado por un grupo de indignados. Aguirre hizo valer su experiencia frente a Gómez. Se siente cómoda en el debate parlamentario, arropada por su grupo mayoritario.

El dirigente socialista atacó sin ambages a su principal oponente: "Es usted una persona de convicciones muy firmes. De unas convicciones tan firmes que son radicales. Tan radicales que se acercan al fanatismo. Tan fanáticas que pueden dar lugar al absolutismo". Ambos se acusaron de mentir y se echaron en cara las cifras del paro.

Abiertas ya las hostilidades, Aguirre contraatacó en su réplica. La relación entre ambos líderes es distante. No hay ninguna simpatía personal. Y eso se vislumbró ayer. Esperanza Aguirre, más agresiva que de costumbre, azuzó con dureza a Tomás Gómez: "Dice usted que soy antisistema. Pues para serlo, tengo bastante apoyo de los ciudadanos madrileños".Aguirre acusó a Gómez de mentir y, en ocasiones, lo arrinconó. La presidenta popular reprochó a su principal rival político que usara "los mismos tópicos y las mismas antiguallas fracasadas que empleó en la campaña electoral que le han llevado a perder por mucho las elecciones". El portavoz socialista acusó a Aguirre de practicar la insumisión por encabezar la oposición a la subida del IVA o por querer "acabar con los servicios públicos y el Estado de bienestar". El duelo entre ambos dirigentes hace presagiar intensos debates en la Asamblea de Madrid.

El sistema de réplica y contrarreplica deja siempre a Aguirre la opción de contestar a sus rivales en la Asamblea. Cuando Gómez exigía transparencia, Aguirre le recordaba que Parla, ciudad que él gobernó, no presentaba su presupuesto al Tribunal de Cuentas. Si Gómez hablaba de corrupción, Aguirre le recordaba que su número dos está condenada.

Más éxito tuvo Gregorio Gordo, portavoz de IU. Empezó el discurso nervioso, aficionado como es a leer y que se note y con el ritmo acelerado. Aguirre le afeó las prisas y Gordo se creció en una réplica sin papeles. Primero acusó a la presidenta de "sobrarse que da gusto" al decir que el sistema de relaciones laborales español "es el del franquismo". Le pidió que condenara la dictadura y, de paso, recordó su buena sintonía con el presidente de los empresarios madrileños, Arturo Fernández, al que llamó "el mayor palmero" de la presidenta. Se enzarzó con ella en los datos sobre la atención a la dependencia en la región y, en un guiño al Movimiento 15-M, le advirtió que, con las políticas que el PP aplica a la crisis, "no puede haber paz social".

Solo UPyD recibió el cariño de la presidenta, que coqueteó con el recién llegado Luis de Velasco y le repitió hasta en cuatro ocasiones que ambos partidos tienen "cosas en común" y pueden colaborar. La formación magenta ha absorbido parte del voto descontento de los socialistas. De Velasco, que definió su propia intervención de moralista, intentó alejarse al final de la sesión. Admitió que su intervención había sido suave en las formas pero, dijo, lo importante son los contenidos, en los que hay distancias que provocaron que ayer votaran contra la investidura de Aguirre. De Velasco sí recordó la falta de pluralidad de Telemadrid. La sesión concluyó con la investidura de Aguirre con los 72 votos de los diputados del PP y la oposición de los 57 parlamentarios de los grupos contrarios (PSM, IU y UPyD).