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Columna
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Preocupados

Una amiga, que suele ser bastante benevolente con mis opiniones, se queja de que no he dicho ni una palabra del 15-M. Quisiera aclararle que mi prudencia ha sido consciente. La verdad es que el campamento de los indignados tiene todas las características de las escenas románticas: gente joven, desinterés, desafío a los poderes establecidos, brutalidad de la respuesta policial, solidaridad ciudadana con los resistentes. Es difícil no estar de acuerdo con ellos. Me los imagino como la conocida estrofa de La Internacional: ¡Arriba parias de la tierra, en pie famélica legión! No es de extrañar que IU se haya apresurado a considerarlos de los suyos, aunque ellos no compartan su entusiasmo partidario.

Los indignados insisten en que son apolíticos. ¿Qué quieren que les diga? Apolíticos éramos por obligación en la época de Franco y así nos fue. Ahora que tanto se habla de la memoria histórica, va siendo hora de recordar que a lo que de verdad se parece la autodenominada Spanish revolution es al movimiento anarquista español de fines del XIX, el mismo que durante la Guerra Civil fue incapaz de apoyar a la República y acabó facilitando el triunfo de los golpistas. El viejo hálito rebelde e individualista de los iberos (también hubo un 12-M en Portugal) rebrota en la Península. Es verdad que las élites nos han fallado. Las élites políticas se han convertido en una casta corporativista, cuando no corrupta. Las élites intelectuales se han refugiado en las delicias de Capua del best seller. Las élites económicas han aumentado escandalosamente sus ingresos a base de especular. Hay razones de sobra para bajarse de este tren y volverles la espalda.

Por desgracia eso es lo que decía una pintada parisina de mayo del 68 -parad el mundo, yo me apeo- y ya ven para lo que sirvió. Para que estemos como entonces, pero mucho peor. Desde luego, los partidos políticos no se dan por enterados del 15-M: hoy constituirán sus ayuntamientos tan felices, repartiéndose el pastel como de costumbre. Si el movimiento de los indignados persiste en discutirlo todo, en asambleas interminables en las que nunca se acaba de resolver nada, pronto habrá varias películas de Hollywood sobre ellos, camisetas con sus lemas más coreados en las boutiques de moda, canciones de indignación en los 40 principales ..., pero ningún cambio real. Si no toman partido -lo de Murcia no va en esa dirección, lo del Congreso sí-, para el aniversario del 15-5-2012 el presidente de Telefónica seguirá cobrando cuatro veces más que su colega alemán, al tiempo que los imputados de Gürtel y de Mercasevilla seguirán firmando manifiestos a favor de la moralidad en la gestión de los asuntos públicos. Era inevitable que levantasen sus tiendas, pero si se descuidan, el sistema los acabará convirtiendo en asesores sin nómina. Es como para que los demás estemos francamente preocupados.

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