Cariño, he encogido la Cámara

Hubo quien no sabía a ciencia cierta qué hace el Parlamento, quienes no recordaban el nombre de aquella "chica rubia" que había charlado con ellos pocos minutos antes -la presidenta de la Cámara, Arantza Quiroga- y quienes necesitaban pistas para dar el nombre del lehendakari. Los pequeños despistes fruto del nerviosismo no impidieron ayer que 75 escolares de tres colegios vascos celebraran un pleno infantil en la Cámara casi igual al que el Legislativo acoge casi todas las semanas.

Al margen de detalles como que hubo que bajar algunos centímetros la tribuna de oradores o los cuchicheos en los escaños, el pleno transcurrió como otro cualquiera. Los estudiantes de los centros Catalina de Erauso, de Guipúzcoa; el alavés Ramiro de Maeztu y el vizcaíno Kontxa Eskola, invitados por Aldeas Infantiles y el Parlamento, formaron la Mesa, escucharon a los portavoces de los grupos y votaron las propuestas presentadas. El resultado fueron tres compromisos que ahora tratarán de cumplir.

Los estudiantes aprueban tres compromisos que ahora tratarán de cumplir

Los jóvenes reconocen que les aburre la política, pero la ven necesaria

El acto de ayer puede entenderse como una anécdota o un gesto a los más pequeños, pero también simboliza una corriente nueva. En los últimos tiempos, algunas Administraciones se muestran especialmente concienciadas en impulsar la participación de los menores en los procesos de toma de decisiones y de aportar ideas. El Ararteko, por ejemplo, ha impulsado un órgano consultivo formado por adolescentes para conocer de primera mano su opinión sobre cuestiones que les afectan.

El mundo gira de una manera de la que los más pequeños parecen discrepar, tanto en la forma como, lógicamente, en los asuntos a tratar. Aunque también hay quienes reproducen las opiniones de sus mayores: "Que los políticos dejen de decir qué hay que hacer para salir de la crisis y nos saquen de una vez", criticaba con firmeza un pequeño desde el escaño del presidente del PSE, Jesús Eguiguren.

La política actual aburre a la gran mayoría de los escolares consultados, que aseguraban "cambiar [de canal] cada vez que sale un político en la tele". "Es un rollo, no les entiendo", coincidían Unai, Aketza y Julen en euskera.

¿Qué les gustaría que se decidiera en el Parlamento? "Que hagan más piscinas y organicen más actividades en invierno, que haya más bidegorris y más frontones en los pueblos", respondían. El primero de los tres compromisos adoptado por los pequeños parlamentarios fue precisamente "reflexionar sobre los problemas que realmente importan", como el medio ambiente, la pobreza, la crisis, el terrorismo, el machismo o el maltrato.

Pese a la lejanía de muchos hacia los políticos, otros lanzaban un mensaje positivo: "Intentan mejorar las cosas", respondían Daniela y Cristina.